lunes, abril 30, 2007

2 Sueños 2

Mis sueños son importantes para mí. Últimamente no sueño nada, y no hacerlo es como no saber si estás ciego en una noche sin estrellas. Mis sueños escasean y despierto siempre adolorida, y con la cabeza pesada como luego de un examen de matemáticas o una tarde en el tráfico del Eje Central. En orden de aparición:
Sueño 1.- Estaba loca de contenta porque me iba a España a estudiar "algo". Mi alegría no tenía límites porque me acompañaban mis primas michoacanas, súbitamente vueltas licenciadas. La única referencia de este sueño, la hallo en que mi prima Rosy (simpaticona, pero poco agraciada) se casó con un español perdido en Jiquilpan. En algún lugar de mi inconsciente sentí que a) Rosy podría recibirme en España. b) Rosy no es la única que puede ligarse un gachupín c) Mis primas y yo íbamos en plan ligador d) todas las anteriores.
Sueño 2.-Yo estaba en Indiana, Estados Unidos y no sabía cómo había llegado ahí. Las calles de Indiana estaban llenas de arena y yo las subía cuesta arriba ¿han corrido en la playa, cuesta arriba, algo así? A veces sentía en mis pies, riachuelos de agua fresca corriendo entre la arena, que la volvían lodosa, un alivio. Yo estaba descalza, desgreñada y embarazada, con una enorme barriga. El sol era intenso, tanto que a veces no distinguía nada, sólo una luz enceguecedora y caliente. Había platicado con una familia que vivía en un remolque, no me habían entendido nada, acabaron burlándose de mí. Al fin estaba sentada en la calle ardiente cuando llegaba mi esposo. Yo le explicaba mi desconcierto y él, sin explicarme nada, me decía -No te preocupes, confía en mí, todo va a salir bien. Yo lo tomaba de la mano, feliz de haberlo encontrado y me solucionara mi existencia. Venía una calle empinada y subiéndola, yo me resbalaba, mis pies se hundían demasiado por mi peso y mi barriga, no podía subir, cada vez que lo intentaba, mi pantorrilla la engullía, la arena hasta las rodillas. Estaba muy cansada. Mi esposo me jalaba desde arriba, yo subía la cara y no alcanzaba a verlo. Veía luz y más luz, muy caliente, dándome en la cara.
a) este sueño resume de manera poco amable como me siento ahora b) ya tengo muchas ganas de ir a la playa c) los pies los sentí calientes por el escozor de un incipiente pie de atleta d) tengo alma de pordiosera, una patética imagen del futuro e) todas las anteriores

Posteo breve

Todos mis días son días del niño. Hoy tengo a mi hija mayor en el trabajo y se trajo sus ponies, bob esponja, una sirenita, una hadita y su tarea escolar para jugar. Tomó un rato la computadora para jugar en el website de polly pocket. Me tiene oyendo a Shakira y estaciones de radio payoleras. La otra chiquilla se fué a una visita escolar al Old McDonald Farm. A diferencia de otros años, cuando había juguetes, cine y visitas a algún lar infantil, esta vez no habrá algo especial. No me siento mal, porque tengo para su comida, ayer se cortaron el pelo y son niñas felices, nada les hace falta. Tal vez, un poco de disciplina. Añoro llevarlas al mar y desearía con toda mi alma dejar a mi hija en la escuela de paga, pero tal vez no será posible que continúe ahí el próximo año.
Es un día bonito, muy bonito, porque además saludaremos a un amigo de la preparatoria que no vemos desde esos tiempos remotos. Él se fue a Sonora huyendo de dos faldas (¡así mero, cotizado como los machos!) y tiene un futuro promisorio y me contactó nada menos que por este sitio. ¡¿Ven lo que les digo?! este lugar sirve para que caigan nuevos y viejos amigos. Veo a mi maestra el sábado próximo, para revisar dos de tres partes de mi tesis.
Me la encontré afuera de la Facultad, comiendo a mordidas un sabroso panqueque (mi maestra es obesa, Pável le dice Moby Dick y soy su discípula aventajada, en todo sentido). Otras veces anda de regular humor, pero esta vez estaba contenta y me dijo cosas que me hicieron sentir bien. Como contrapeso a su dificultad física para moverse, mi maestra tiene un entusiasmo y energía para proyectos nacionales e internacionales, que ya lo quisieran tres maestros de zumba. Ojalá se me contagie algo de tanto trabajo.
Resumiendo mi situación con mis hijas y con mi maestra, no cabe duda que mientras la panza esté llena, la vida también tiene posibilidades.

jueves, abril 26, 2007

Lindo zéjel a destiempo

Dicen que me case yo
Non quiero marido, non

Mas quiero vivir segura
nesta sierra a mi soltura
que no estar en ventura
si casaré bien o no

Dicen que me case yo
Non quiero marido, non


Madre, no seré casada
por no ver mi vida cansada
o quizá mal empleada,
la gracia que Dios me dió

Dicen que me case yo
Non quiero marido, non

No será ni es nacido
tal para ser mi marido
y pues que tengo sabido
que la flor yo me la só.

Dicen que me case yo
Non quiero marido, non

Gil Vicente
(1470-1539)

¡ Ay !

¡Caracoles J. querido amigo! sí que me pones de buenas. Dulces sueños.

Cabeza fría

Hace pocos días, mi esposo consiguió trabajo. En un banco, un Call Center de atención a usuarios y servicios, algo así. Me alegra que no sean ventas. Pero ya hay detalles macabros: limpio como un hospital, "calidez bancaria" y un torniquete por el que se pasa tarjetita con la que checan asistencia. La misma tarjetita se pasa también, cada vez que van al baño, salen a la tienda y a comer. Te tienen tomado dónde andas y cuánto tiempo. Por menos de cuatro mil pesos al mes.
Yo hubiera querido largarme a Michoacán, quería regresar al paraíso. Hice un plan, conjeturé cosas, pedí consejos y finalmente, no se hizo algo, al menos hasta el momento. Todo iba de perlas, parecía un sí rotundo, incluso mi esposo se topó a la de Personal por ahí y ella, le reclamó que cúando le iba a dejar su solicitud. Cuando él fué, maravilloso, pero todavía no tenían el presupuesto para contratar nuevas plazas ¿entonces para qué sacan la convocatoria? se excusan con que son un municipio panista, en gobierno estatal perredista. Lo que sea, se me fueron dos quincenas. Nos fuimos pensando que al regreso, cobraríamos el cheque de remanentes del trabajo anterior de mi esposo. Ya había llegado antes de vacaciones y es hora que no se lo entregan, dizque el Director General simplemente no lo quiere firmar, nomás por joder. Si lo rebotan a Personal de la Secretaría, será más difícil recuperarlo.
Estoy hecha a que mi matrimonio ya valió madre. Literalmente. Como un castillito de arena deshaciéndose por lluvia y embate de olas. Sólo me falta acordar con mis papás la fecha de mi mudanza, porque como siempre, no tengo dinero. Llego en la tarde muerta, por más que quiero descansar 20 minutos, se vuelven 3 horas, me pregunto cómo se me va a poner vivir lejos y sola con mis nenas. En las noches me pongo triste y me dan ganas de chillar. Me meto al baño para que nadie me vea y salgo después. A ciencia cierta, todavía no puedo decir porqué lloro: porque no estoy 100% segura, porque siento culpa, porque hace 14 años mi esposo es mi única pareja...no sé.
Hoy en la noche buscaré a mi maestra, para ver si ya leyó mi primera parte de tesis y tiene correcciones. Dejé de verla desde marzo porque se sintió presionada y de buenas a primeras me dijo que, si sólo iba a la Facultad a su clase, no estaba aprendiendo nada nuevo (y tenía razón), que mejor me fuera a la clase de posgrado de Antonio Alatorre y de paso avanzara materias en la maestría. No le dije -porque ya lo sabe- que mi tirada no es la maestría, sino las becas de doctorado que se abren a final de este año. Pero tampoco me engaño ahora por dos cosas: la primera es que estoy atrasada en la tesis y el tiempo, mucho depende de la actitud de mi maestra y de los sinodales. Y segundo: no podré sobrellevar un doctorado sola con mis hijas. Si el tiempo no pasa a mi favor, optaré por la maestría en la UNAM por las tardes y no dejaré este trabajo.
Me siento triste, pero no deprimida como estuve hace tiempo. No pienso dejarme caer otra vez, no. En ratos feos, donde se deciden cosas poco agradables hay que tener cabeza fría, decidir rápido y decidir bien. O por lo menos, ordenar las piedras del castillito desmoronado.

miércoles, abril 25, 2007

Mi papá y playgirl

Un buen día mi papá, tomó una revista del cuarto de mi hermana y pasó al baño. Cual sería su sorpresa cuando, seguramente ya sentado en la taza, imposible levantarse, se da cuenta que había tomado una Playgirl. No puedo imaginarme la cara de mi papá en el baño. Menos la de mi hermana veinteañera cuando la regañó. Y mi hermanita, me empinó, delatora. Finalmente, era cierto que yo se la había dado. Mi papá sin decir agua va, me pidió argumentos de descargo:
P-A ver, explícame porqué le das revistas de ésas a tu hermana (mi papá es abogado, comprendan)
W- Pues porque ha tenido novios muy feos. Un día fué a verme, medio capacaída y le dije que viera hombres guapos para que supiera elegir la próxima vez. Y se la dí.
P- ¡¿O sea que eso está bien, no?! ¡Tú compras cosas de ésas!
W- No está bien, pero ella estaba triste.Yo no gasto mi dinero en eso. De hecho, M. (mi esposo, quien trabajaba en una central nacional de registro de revistas, así que abundaban, de todo tipo) me la dió, previa disputa con las tipas de ventanilla. Por eso no tenía portada, porque estaba de trámite, era desecho.
P- Siempre has sido una desfachatada. Pero es malo que esas cosas anden botadas por ahí. Las pueden ver mis nietas.
W- Yo no compro cosas de ésas -fingí repudio- no hay nada de eso en mi departamento.
Mentía: Hace como dos años, cuando hacía reseñas para G. me llegó una revista gay con varios tipos de muy buen ver. Era una especie de Playgay, sólo poses eróticas en solitario. M. sorpendió a Belén viéndola, muy calladita, una mañana que despertó antes que nosotros. M. sólo se la pidió, y ya. Desde entonces no tengo material así en mi departamento. Por cierto, mis hijas creen que el pene en realidad es un huesito forrado, no un músculo. Y hablando de artículos forrados...siempre mezclo literatura y sexo, mi vibrador descansa sobre un grueso tomo de El Quijote con grabados de Gustav Doré que está en la parte alta de un librero. Mi hermana visita mis libros y alguna vez quiso jalar el libro comprometedor. Me imaginé el vibrador cayendo, rebotando en su cabeza, tumbándole los anteojos y le advertí. Ella no se acerca al librero desde entonces.
No es la primera vez que mi papá ha cachado mis aficiones: yo tenía como once años cuando encontré unos naipes sexys en el rancho de Michoacán -donde el porno corre como atole de aguamiel-. Imágenes de mujeres, como de Playboy. Carambas, si yo era una señorita, quería convetirme en una mujer de ésas. Generosa como siempre, las compartí con mi prima Tita en la letrina de su casa. Me las traje a la ciudad y las metí en el baño, dentro de un inservible y viejo bóiler de leña. Mi papá, en el baño - es el mejor lugar para ver porno- las encontró. Es un hurgón, no he mencionado eso.
Luego de seguramente haberlas visto, me reclamó y ordenó me deshiciera de ellas. Fué doloroso, las pimpollas perecieron, consumidas por el fuego.
Estas cosas en las que nadie ve humanismo sin tacha, me han ganado una inmerecida fama de erotómana.
Y no, mi hermana no entendió la lección.

martes, abril 24, 2007

Para enamorarse mejor


Para enamorarse mejor, hay que educar al ojo: Esta lindura es la otra hija de Steven Tyler, Mía, hermana de Liv. Bastante audaz, modelo de tallas extra. Había unas fotos de ella en pelotas, en la red, no sé porqué las quitaron. Quedan los catálogos de moda, donde de vez en cuando enseña sus opulencias. Tiene su fansite www.geocities.com/miatylerows/
Con ella y su cómplice gesto como cebo, ilustro un fragmento de un artículo de Eduardo Casar, quien me dio clases en la Facultad y a quien ponía atención, siempre que la risa me lo permitía. Para enamorarse mejor, educar la cabecilla:
En esta era tecnológica y de hegemonía televisiva, la literatura también cumple un papel decisivo; quisiera desarrollar como ejemplo lo que acontece en el plano de lo sentimental. La educación sentimental no se imparte en las escuelas; nadie enseña al desvalido alumno cómo enamorarse mejor de su maestra. Eso se aprende, desgraciadamente, por los medios masivos de educación sentimental, que son el cine y la televisión.

Y la educación que imparten esos medios es por lo general pobre, opaca, conformada por lugares comunes y simplificaciones. Puede uno ver telenovelas durante un mes y contar cuántas veces las parejas tienen una discusión intelectual, cuándo discuten el sentido de la vida y de la muerte, cuándo comentan (no mencionan: comentan) un libro. Los vínculos intelectuales simplemente no existen. A lo más alguna pareja puede reforzar su relación por compartir algún ideal, pero nunca por compartir alguna idea. Se "traicionan" se "mueren sin tí" con un mecanismo esquemático y sin matices. En el cine, con el dogma de que es imagen y la falacia de que la imagen excluye a la palabra, las discusiones también son miserables y las secuencias se repiten.

Por eso hay uniformidad en los comportamientos y en las relaciones sentimentales: cada generación cambia los suyos, porque intercambia opiniones con sus contemporáneos, sí, pero la mayoría formados por la misma educación sentimental, donde el medio es lo visual, las poses y sus imitaciones.


La literatura, en cambio, es un medio personal de educación sentimental, y tiende a complejizar las relaciones emotivas y sentimentales. Cada lector va a advertir, además, diferentes problemas en la lectura de una novela que esté bien hecha; cada lector va a evocar distintas perspectivas y a entrar en controversias enriquecedoras con sus evocaciones y las de los amigos que hayan leído la misma novela. Esta educación sentimental es personalizada porque es precisamente la imaginación de cada lector la que va a construír los escenarios y las situaciones. la ductilidad, los tonos, la acentuación de los gestos, la música de fondo corren a cargo del instrumental imaginario de cada quien. [...]


¿Es que no hay libros ya que traten directamente de educación sentimental? Sí pero son de carácter técnico, recetarios, hechos con base en consignas que son imperativas y abstractas. Es lo que se llama superación personal o técnicas para que usted se deje atrás a sí mismo. O existen reflexiones serias, filosóficas o sociológicas, de enorme complejidad, que analizan los fenómenos pero no los contagian. Y la literatura sí, porque los presenta, por así decirlo, en vivo, entreverando las dimensiones humanas, resaltando su enriquecimiento mutuo. la literatura sí contagia porque roza al lector, le ficciona y le fricciona la imaginación; con las aristas de su manejo específico de lenguaje modela tanto la piel como las entendederas.


Eduardo, querido profesor, sé que te place que ilustre tus palabras con una nenorra de talla suprema, es un homenaje para tí, no es nada, no me lo agradezcas. Eso es todo para la batalla de hoy.
*[Querido J: hoy no hubo hotmail en la chamba. Espero que mañana sí. No pude leerte y menos contestar. Mil perdones.]

lunes, abril 23, 2007

El acoso que me pasó a mí

Quiero aclararles que esto no es ninguna ficción, nada de eso. Me acaba de pasar, el viernes fué el último día de esto (espero) y se los cuento para que tengan cuidado, porque mi filosófía de no discriminar a nadie, me ha metido en problemas y el más reciente es éste.
Desde que mi esposo trabajaba aquí, había un compañero de trabajo que me lanzaba requiebros bastante rústicos como chiflidos y frasecitas coquetas, conoce a mi papá (porque trabaja donde él, también) y me hacía la plática preguntándome por su "suegro". Me contaba cosas que no venían al caso con tal de retenerme. Yo sabía que tomaba pastillas o que tenía epilepsia, algo raro. Pero no me importaba, porque sólo lo saludaba de vez en cuando.
En cuanto mi esposo se fue, éste tipo, de apellido Jiménez, comenzó a venir a la biblioteca. Me pedía diccionarios para buscar una palabra y con ese pretexto, venía cada vez más seguido. Es argüendero y se moriría por ser líder sindical, y en algún momento, le corregí un pequeño escrito. Jodía y jodía con que saliéramos al museo, al cine a comer, y cuando por fin lo acompañé, me arrepentí: tenía cosas muy raras. Aparte de comer mole de olla con licuado de fresa, hacía una especie de "tour" por el mercado, yo quería escapar, pero me retuvo un buen rato, hasta hacerme ir a darles de comer a los pajaritos del parque. Primero salieron las ratas que los pajaritos, y yo estaba que me moría por largarme.
Sus visitas aquí, donde estoy sola (mi jefe está en el 3er piso, tengo que mantener abierto porque es atención al público con hora fija) se hicieron constantes, largas (desde las 10:30 hasta las 2:30) y quería acompañarme a todos lados. Una vez llegó mi esposo de improviso, y al día siguiente, Jiménez me reclamó porqué no le había avisado que mi esposo iba a venir. Que había sido una escena vergonzosa para él, y blah, blah ¿porqué yo tenía que avisarle si venía o no mi esposo? Le paré los carros y le dije que éramos compañeros de trabajo.Que no viera algo donde no hay nada. Se hacía menso. Estoy segura de que a cada rechazo, él sólo oía un zumbido, pero no entendá lo que yo le estaba diciendo. Por otro lado, mi esposo sabía de sus visitas y todo lo que les he contado. Jiménez había hecho una especie de Convenio para quedarse con la casa de su mamacita, e insistía en que se lo corrigiera, quería verlo a fuerza conmigo. Otra vez lo mandé a volar y le dije que no me trajera trabajo. Que ni se creyera que cada escrito suyo se lo iba a corregir yo. Y me comencé a volver hostil con él. Si me hablaba maravillas de los poodles, yo le respondía pestes, pero no entendía. Me llamó la atención que le encanta el desquite, porque se siente rechazado y está resentido.
Me alarmó cuando supe que había estado dos meses internado en un hospital psiquiátrico y que lo habían dejado salir, sólo porque su mamacita santa ( la típica mamá sufridora) había firmado una carta responsiva, quitándole toda responsabilidad a la institución por el estado de salud de su hijito. Vieja llorona, chantajista, consentidora e irresponsable. Como pocas en México.
Pero la semana pasada, vino TODOS los malditos días. Ni cuando yo tenía usuarios, se largaba. El viernes vino a verme mi amigo Pável (¡vino a presentarme a Tongolele!) y conocí a otras dos personas interesantes, con quienes estuve horas...y el tipo no se largaba. Yo reventaba, me sentí mal de tener la sombra de un ente tan desagradable yo que soy tan linda: es bobo, de cuarentaytantos, de aspecto repulsivo. No podía responder con calma los mails de mis amigos, no podía trabajar a gusto. No era mi esposo, no era mi amigo, no era nada.
Este viernes, Pável y yo estábamos platicando de su última conquista cuando Jiménez me pidió que saliera. Salí y me entregó un paquetito, diciéndome que lo abriera a solas. ¡Regalitos! ¡Me dió un coraje! ¿qué se creía este baboso? Cuando entré a la biblioteca, Pável me hizo burla. Abrí el paquete y sentí que regresaba a la primaria: era una tarjetita con dos changuitos, cuya leyendita proponía que "si siempre hay un roto para un descocido (sic) ¿no quieres ser mi parchecito?" el otro paquetito, envuelto con papel de china rojo, tenía envuelta una llave, flores, corazoncitos y mi nombre grabado. Pável se carcajeó, pero ya luego, se asustó conmigo porque eso era tremendamente infantil. Yo reventaba de coraje. Pável se dió cuenta, me invitó a comer y medio olvidé el asunto.
Le comenté a mi esposo y ya estaba a un paso de meterle un denuncia penal a Jiménez por acoso, ante el MP. Pensando en las posibles consecuencias, se lo comenté a mi papá el sábado. Como siempre, me regañó y me culpó de que la situación llegara a ese extremo. Pero no creo eso: estoy segura de que no es mi encanto personal, ni mi atractivo, ni es que sea coqueta, ni una perdida. Fuí amable y punto, con una persona rechazada por los demás. Definitivamente, a nadie le compro el sermón de que yo tuve la culpa. Si fuera así, muy calladito me lo tendría. El tipo es un enfermo, un necio y ya. Y me cansé de padecerlo.
Cuando regresé a casa de mis papás por Angélica el domingo, mi papá ya había tomado cartas en el asunto y había ido a hablar con ese tipo. No supe si enojarme por el arrojo, hubiera querido quitármelo de encima por mí misma, le agradecí mucho que me hubiera respaldado.
Jiménez le dijo a mi papá que era cierto, que le gustaba mucho su hija y cobarde, le dijo que "lo habían mandado a que me cuidara" o sea que ¡su acoso era un encargo de superiores!. Y que no volvería a suceder. Mi papá le advirtió una demanda penal, que se evitara la molestia.
Por favor, no vayan a pensar que no sé distinguir entre acoso y amistad. Y si después de esto les puedo aconsejar algo es que tengan el cuidado que yo no tuve. Esto suena feo, como muchas cosas que suelto por ahí, pero es verdad: no hagan amistad con gente a la que los demás rechazan. Aunque Discovery Kids enseñe lo contrario, uno no sabe cuándo alguien ha estado en el psiquiátrico, o está a punto de alienarse, no es una condición para divulgarse. Yo estuve en una valoración en el mismo hospital y no es fácil que lo encierren a uno, así como así. Jiménez cuenta SU historia y pobre de la que se la crea. La visión respecto a la gente marginada, enfermos mentales, que han sufrido mucho, debe cambiar un poco, porque ya dentro del "quiero ayudar" uno se mete en un infierno, y uno es una pobre mortal, con asuntos propios que resolver. Cuando alguien me dice que pobrecitos los niños de la calle, los vagos drogodependientes y tirados en el suelo, yo honestamente les digo que, si tanto amor, se los lleven a vivir a su casa. Que los cuiden, los alimenten, los bañen, que los amen, los terapeen, que se echen ese broncón al hombro. ¿Verdad que no? Lo cierto es que si uno quiere contribuír, hay miles de formas, pero no se los enjareten de manera personal. No le crean a la tele. Tengan cuidado.
Yo pensaba que pobrecito de Jiménez y ciertamente pobrecita de mí, porque ni lo puedo ayudar en nada, desperdicié saliva y neuronas dándole consejos y ni estoy para eso, mi historia me necesita y mucho. Pagué caro el precio de mi soberbia vanidosa. La mamá de Jiménez es terriblemente irresponsable por dejar salir a alguien así a la calle. ¡El tipo tiene dos plazas dentro del gobierno federal! anda en la calle, trabaja como tú y como yo, y por lo que me dice mi papá, no es la primera vez que hace esto. Ha molestado a varias mujeres. Y no entiende. Seguramente luego de mí, irá tras otra.
Espero que este tipo no vuelva a pararse aquí nunca, nunca más.
O le aventaré una engrapadora en la cabeza.

viernes, abril 20, 2007

Pulga

Pulga

Monstruo mítico, horror náuseo al microscopio, campeona saltarina,
chiquivampiro mordelón, hematófaga incorregible

Pulga

Peca correlona, morena brilllante, jineteando planicies capilares,
desenfrenadas patas serpenteantes, trazando jeroglíficos en la piel dolida

Pulga

Existencia inadmisible, poder minúsculo, trasgresora
oportunista, huésped indeseado, maravilla ingeniería biológica
cavador experto de selvas tupidas, pelos cafés, dorados, campos de trigo
ensortijadas nubes de cachorro, habitando noches eternas en pelaje oscuro

Pulga

Heraldo maldito, sabandija, cobrador insobornable del tributo vital,
en horas de miseria, haces festín del perro flaco,
hambrienta de líquidos humores, imprimes firma carmesí
que ágil y diligente siempre, ya voraz, ya glotona
Recuerdas
a la más compleja existencia
lo poco que se necesita para ser feliz.

jueves, abril 19, 2007

Pulguera

Mi faceta más conocida en Michoacán, es la de matadora de pulgas. Esto es un orgullo asqueroso y de molicie, pero prefiero decirlo yo antes de que lo suelte mi hermana. Si alguien sabe usar sus dedos pulgares (que reciben el nombre de ese asqueroso parásito) soy yo.
Ir a Michoacán y matar pulgas era para mí como jugar videojuegos para el niño de hoy: simplemente irresistible. Mi tacto era infalible y en poco (poquísimo tiempo) puedo dejar vacío a un gato manso. Los perros no se dejar espulgar y sus pulgas son grandes, muy desagradables, a pesar de mi maniaca obsesión.
Una caja de cartón llena de gatitos me podía entretener por horas. No tenía mucho qué hacer y matar pulgas era mi afición favorita cuando era niña, puberta y sólo dejé ese sano, benéfico, inofensivo y delirante entretenimiento cuando comencé a tener pretendientes. Esa nueva obsesión sí que me trajo problemas. Pero regresemos.
Mis parientes se reían de mí y me recordaban que nunca iba a terminar con ellas. Que era cuento de nunca acabar. Lo verdaderamente milagroso era que nunca las pulgas alcanzaban a picarme: así de rápida era yo. Volteando a ver la historia de mi vida, me yergo orgullosa y recuerdo que esas sí eran habilidades, yo estaba llena de juventud. Mi rapidez para matar pulgas era realmente un regalo inmerecido. Una veta menospreciada de mi tacto y vista, porque lo que menos me importaba era acabar con las pulgas, se acabaría el entretenimiento.
Ahora en las vacaciones, cuando mi hija Angélica llegó con otras niñas, con un gatillo cara de explosión, ojiazul precioso, metido en una bolsa del mandado, me lo arrojó con una mueca de azoro y repugnancia.
- Es mi gatito mamá, se llama Yorch ( o sea George).Tiene pulgas.
Belén, dama de sociedad decimonónica, casi vomita.
Aunque permanecía impasible, casi lloro de agradecimiento por la oportunidad enorme de revivir glorias pasadas.
Le devolví el gatillo a Angélica un rato después (¡falta cronometrarme, carajo!) lo levanté como un trofeo ofrecido a los dioses y luego de lavarme las manos, soplé sobre las uñas de mis dedos pulgares, mortal weapons. Eso era todo. Estaba revindicada.
Matador de Los Fabulosos Cadillacs en mi laptop, la canción de trepidantes percusiones, era un himno para mí -si el asunto original de la canción es de guerrilleros o luchadores sociales contra el Estado, eso me valía un pulga en el dedo, bien calibrada...-
Viento de libertad, sangre combativa

miércoles, abril 18, 2007

Regresas y

Te das cuenta que todo sigue igual. Que te enfermaste de bronquitis y asma como siempre, que estuviste en urgencias un día, saliste con una taquicardia espantosa y temblor de manos por la aminofilina del ISSSTE. Que la perra se granjeó pulgas, que le regalaron un gato ojiazul (sí, otro) a tu hija menor, que el otro gato apenas salió de la diarrea, pescó una infección de garganta que lo tiene ronco como Don Corleone, y que todo es igual. Ni tu esposo agarró trabajo, porque dizque no les han autorizado el presupuesto para nuevas plazas (se resuelve este mes pero “ahi te hablamos”) ni los lugares tan bonitos que casi sientes tuyos, lo son, todo sigue tan lejos como siempre. El Colmich es precioso, hablaste con la coordinadora de allá, pero estás atrasada, siempre atrasada, y tu maestra nomás no te lee. Buscar jetas y favores no se te da, y todavía faltan los sinodales.
Puras esperanzas vanas, porque lo único que tienes, lo único que tu familia tiene, es tu trabajo de bibliotecaria y deudas.
Quisiera saber en qué radica el secreto de que las cosas se hagan, se cumplan. La distancia del dicho al hecho, es insalvable desde que me casé. Me niego todos los días a pensar que este es el mejor trabajo que puedo encontrar porque “afuera” –como referimos los burócratas con pavor- está difícil, muy difícil. ¿Porqué nada se cumple? ¿Porqué hay quien sí consigue algo mejor? Que alguien me diga cómo se cumplen las cosas, qué he hecho mal, tan mal: trabajo, estudio, me endilgo trabajo gratis, mantengo mi casa...quisiera despertar y de todo corazón tener otra actitud y sentir que de verdad mi vida está en mis manos. Este trabajo me lo consiguió mi papá, no yo. La camioneta en la que me fui y la casa a donde llegué es de mis papás, quien me consiguió una consulta en el Instituto de Enfermedades Respiratorias es mi papá. Me siento horrible de tener todas las necesidades, todas y no poder resolverme ninguna.
Ayer cuando estaba en la oficina de mi papá, hubiera querido decirle que ya no quería estar con mi esposo. Que me den chance de ocupar el departamento de abajo, que pago la renta para aplacar a parientes chismosos. Como familia funcionamos bien, pero como pareja no, a causa de desastres individuales. Desde que me casé, a mí, Wendy, me ha ido mal. Mi esposo es de esa gente a la que nada le sale, todo lo emprende, nada acaba, y todos los demás tienen la culpa. Yo también soy así , sólo de esa manera me explico que todo salga mal. No le digo nada a mi papá porque me da vergüenza haberme equivocado. Me avergüenza que quiera verme independiente y no sólo no lo logre, sino que regrese con dos niñas más. Aún así, mi relación con mi esposo ya no funciona. Los dos hemos decidido que es cuestión de tiempo que esto truene: ya no le creo ni el bendito y él cree que yo tengo la culpa de todo. Me harta hasta la exasperación que su vida gire en torno a mí, caerme bien a mí, todo el tiempo, que yo le resuelva y opine todo y claro, al final, tengo la culpa de todo. Sólo es un tipo bueno y huevón que quiere caerme bien, y que pasado el tiempo, no sabes cómo sacudirte. Porque no lo admiras, porque sólo es un mocito gentil, alguien que te allega todo lo que pides y lo que no, y en eso fundamenta su amor y mi dependencia. Tan es así, que no podría mantener sola a mis dos hijas y sacar un doctorado becada. Más vale que no me entretenga mucho en esto, porque el show debe continuar ¡y sin antidepresivos!
Luego cuento lo de mis parientes, que son todos unos personajes. me dijeron que estaba saludable "muy gorda, muy repuestita"
¿repuestita de qué o qué?

This page is powered by Blogger. Isn't yours?