lunes, mayo 09, 2005

Rojo y Negro



El sábado no hice nada. Ví Rojo y Negro de Stendhal, versión francesa. El domingo amanecí más abúlica que nunca y no tenía ganas de salir.
M.-Desde un tiempo para acá no te interesa nada, no quieres hacer nada, sólo te quejas ¿porqué no te matas y ya?
W.-Porque no tengo una pistola, cómpramela en Tepito
M.-No tengo dinero. Para qué darle tantas vueltas, aviéntate por el balcón
W.- La señora de las quesadillas no tiene la culpa de mis traumas M., aparte no se merece que le caiga encima de su anafre una gorda deprimida.
A esa conclusión llegamos mi esposo y yo, aparte de un divorcio muy necesario. Sólo me contengo porque mi esposo amenaza con quitarme a mis hijas y verlas sólo el fin de semana no me parece un buen arreglo. Mi esposo es abogado, pero al caso, mi papá también. Lo amo mucho pero a veces el desgaste cotidiano pasa facturas, luego de 12 años juntos y próximos 6 de casados.
Todo este asunto del retiro voluntario, de dejar la burocracia para emprender algo por mi cuenta, me tiene de cabeza. Me ha llevado a replantear mi vida. Porque siempre he tenido mi concepto positivista y trascendental: del uno al dos y al tres, mejor mejor y mejor, lo mejor no es ahora, será después, siempre después. Y desquitar el aire que respiras y corresponder a pulso ser hija de Dios. Para que cuando me pida cuentas, poderle decir que me dió uno y por lo menos, hice dos. Porque Dios me ha dado capacidades físicas y mentales y no es para que las desperdicie. Esta idea laborista de la vida me carga tremenda frustración y me impide disfrutar el aquí y el ahora, ya lo sé, pero crecí con eso. Lo mejor que hice fué por eso. A mí nadie me esperó y tenía que desquitar lo que me comía, tenía que pagar con buenas calificaciones las cuotas escolares, tenía que hacerles creer que mi nacimiento no había venido a joder a nadie, que yo podía contribuir en algo, por lo menos en no dar lata. Nadie me quiso sólo por ser Wendy, a secas. Era un monstruo, yo. Un monstruo ególatra que con nada quedaba satisfecho, que nada iba a compensar. De víctima, me transformé en victimario y ese mal se me metió al sistema operativo.
Hacía esfuerzos más allá de lo normal para que me voltearan a ver. Mi papá y mamá son capacitadísimos e indiferentes, así cargara un Volkswagen, así sacara el premio Nóbel, eso era mi obligación. Bajo sus displicencias gané olimpiadas infantiles, escoltas, menciones y nada. Bueno, hasta hice halterofilia y cargué la nada deleznable cantidad de 195 kilos de un jalón, mi récord (claro que también tenía un novio Mr. Estado de México) y nada. Con decirles que cargaba a mi ahora esposo... todo eso lo quería hacer por ayudar a los demás, en serio. Ese es parte de mi sentido misionero que me quedó de las monjitas. A mí no me quisieron nomás por llegar. Sólo sentí ese calor inofensivo con mis parientes de Michoacán. El calor de compartir nomás porque sí, sin demostrar nada, sin evaluaciones, porque uno se apellida igual y tiene el mismo abuelo. Los días pasan y la gente ¡no hace nada! sólo platican, cantan, trabajan poquito y se carcajean. Se juntan en la casa de X a comer y beber cerveza como locos. Antes de conocer a mi marido siempre anhelé una vida así, ser monjita o casarme con uno de rancho, romperme la madre en el campo, ese bucolismo baboso que me cargo. Pero todos ya se fueron. Esa vida consuetudinaria y plácida que mis amigos del blog refieren, a veces me conmueve hasta las lágrimas. Y prefiero cargar 120 kilos o aprenderme un poema en latín que ponerme a llorar. Delante de mi familia, menos. Delante de una pantalla, jamás.
Afortunadamente, mi esposo se llevó a mis hijas todo el día a un parque. Lo amé más que nunca (yo sabré corresponderle, no lo duden). Yo sabía exactamente qué me pondría de mejor humor. El canal cuatro, una película de Antonio Aguilar con Piporro. Me reí mucho, esas películas dan pena ajena. Lo siento, pero cada vez que me pongo triste, sólo necesito algo chusco, algo chundo, algo irracional, estúpido, si se quiere. Rojo y Negro nunca me iba a consolar.

Comments:
Es bueno que te sientas mejor, aunque no lo es tanto el sentimiento que se percibe de seguir buscando la aprobación paterna o para el caso de la vida misma, ya que esta lo mas probable es que nunca llegue, lo mejor seria que separases de una vez y para siempre el cordón umbilical atravieso por una situación similar con mi domadora y créeme no es nada agradable subirse a la montaña rusa mensual de su carácter, calma y piensa, saludos no te rindas.
 
En un programa ridiculísimo que se llama “La vida surrealista”, que veo de vez en cuando (y por eso me pongo como anónimo, porque es demasiado vergonzoso), sale una mujer cristiana que predicaba por televisión, quien responde al nombre de Tammy Faye (o algo así). En un episodio, la Sra. Faye cuenta que, en la antigüedad (quién sabe en cual, la mera verdad), a los culpables de homicidio les amarraban el cadáver de su víctima a la espalda, hasta que este peso terminaba matándolos. Su analogía era que los seres humanos nos cargamos a la espalda los “cadáveres” de otros: nuestra madre que no nos acepta, nuestro padre que quería que fuéramos doctores, el novio que te dejó en el altar, la amiga que te traicionó, etc., y que si no encontramos la manera de dejar ir esos “cuerpos”, de soltarlos, terminaremos muriendo, textual o simbólicamente. Y a pesar de lo ridículo del contexto en que lo dijo (frente a Eric Estrada y Vanilla Ice, háganme el favor), creo que la Sra. Faye tenía razón.
 
Mi humilde opinión al respecto es que eres tú la que te desacreditas dandole importancia a las opiniones de los que te rodean por más importantes que sean en tu vida... Tú vales por lo que ERES y eres muchas cosas importantes y lindas, amáte de tal manera que puedas perdonarte tus errores y puedas seguir sonriendo y dando tu amor...
Anónimo muy acertada contribución, opino igual.
 
Entiendo muy bien como te sientes y lo unico que te puedo decir es que hagas un esfuerzo por dejar tus fantasmas de la infancia en el pasado. Eres una mujer muy fuerte y valiosa, si no como es que llegaste a ser lo que eres: una madre, una profesionista, una esposa, una excelente escritora. Date cuenta de tu fortaleza y disfruta de lo que tienes ahora en vez de seguir atrapada en lo que no tuviste de niña.
Te mando muchos abrazos fuertes.
 
Por cierto, eso de Surreal Life con Tamy Faye tambien lo vi, y aunque la señora parecia de lo mas ridicula y persinada, si tenia una filosofia bastante interesante.
 
Lo dicho siento que nos parecemos
Me suena mucho lo que dices y de igual modo me pongo feliz con cosas chuscas y a veces tan tontas, lastima que la poca gente que me rodea ( o me hace en el mundo) tiende a ser demasiado tight lo cual contribuye a que mi estado de animo se mantenga entre bajo y jodido
 
No te conozco, más que por lo que tu nos has contado de ti. Nunca te he visto, bueno en la foto del profile, pero nomás. Pero desde que te leo te siento ya buena amiga. De ti he aprendido muchisimo Wendy. Tus palabras han sido muy importantes para mi. Y si tienes esta influencia en un medio impersonal como es la web, estoy segura que en persona eres maravillosa. No te caigas Wendy!
 
Pues muchas gracias por sus comentarios a mis miserias. De verdad. Muchas gracias
 
Buen remedio. Pero también es rico dejarse llevar un rato por la tristeza...

¡Saludos!
 
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