viernes, marzo 09, 2007

Las humanidades, nuevas tendencias

Ando a la caza de doctorados, así que con frecuencia veo las ofertas de estudio de posgrado y licenciatura de diversas universidades. La tendencia actual, a diferencia de las ciencias exactas, que se diversifican en licenciaturas e ingenierías específicas cada vez más y más, es el aglutinamiento de las humanidades.
Es común que ofrezcan Licenciatura en Humanidades, Licenciatura en Ciencias Sociales y Humanidades, y en la Universidad de Navarra, ya hay una en Humanidades bilingüe.
Esta tendencia es ocasionada por baja nómina estudiantil y el campo de trabajo: la fuente principal de ingresos cuando se estudia humanidades es la docencia y entre más materias se abarquen, pues habrá más trabajo. Si yo les digo a mis empleadores que no sólo doy Literatura y Español, sino Historia, Filosofía y Etimologías, mis horas subirán. Realmente lo que importa es dar un conocimiento muy de primera mano a los escolares, o relegar las humanidades a meras herramientas técnicas de apoyo, como el Taller de Lectura y Redacción. Por otro lado, está muy de moda el abordaje de temas humanísticos bajo una perspectiva multidisciplinar, porque han habido aportaciones palpables, y se ha visto que entenderse entre profesionales de humanidades para ponerlos de acuerdo es revivir la torre de Babel.
Otra vertiente que están experimentando los posgrados, es el de "formación en valores" donde se espera que el maestro dé una clase de ética práctica a los alumnos. Ante la pérdida de "valores fundamentales en la sociedad" y los padres horrorizados con los jóvenes autodestructivos, la enseñanza de materias así supone todo un valor agregado para los colegios de paga. Estas maestrías enseñan manifiestamente el espíritu de las humanidades ahora que hacen tanta falta. En otras palabras, es el concepto de virtú que por siglos alimentó el renacimiento humanista, y que se fué desgastando ante la caída del mundo altomoderno. Son vitaminas para una sociedad flaca. Cosa que tampoco está mal: la enseñanza de la historia se centró en hechos, la literatura en recursos retóricos (de eso es mi tesis), y la filosofía se acartonó y describió problemas de ontología contemporánea. Y ya. Luego se dieron cuenta que las humanidades eran buenas acompañantes cuando se las conocía a profundidad, el remedio contra bobos libros de autoayuda que decían verdades de perogrullo, sin sustancia. En efecto, las humanidades vistas así son un verdadero bálsamo para jóvenes evasivos y desencantados con la realidad. Pueden suponer un regreso a la edad de oro de la utopía. Cuidado: Entrando al siglo XIX, son sumamente peligrosas, por perturbadoras y trasgresoras. Romanticismo, nihilismo, el Dios-no-existe, realismo y naturalismo, materialismo histórico... no son un remanso a las inquietudes modernas. Las humanidades, se olvida, son un producto del hombre y reproducen agrado y desencanto sin detenerse en ningún compromiso social con el futuro.
La cuestión aquí no es si estoy de acuerdo con esa tendencia aglutinante o no. Indefectiblemente, la profundidad en el conocimiento da satisfacción personal, pero el golpe seco con el ámbito laboral es implacable. Lo que busco es adecuarme a las nuevas tendencias compaginando lo que me gusta hacer. Porque -yo qué más quisiera- la plazas de profesor investigador y que te paguen congresos por hablar de literatura barroca, sabáticos y demás, son contadísimas. En los congresos que hay, siempre van los mismos cuates a hablar de los mismos temas que vienen desgranando desde su tesis de licenciatura hace años. Eso venía a colación porque el Doctorado en Literatura Hispánica (una opción) es eso. Sólo literatura. Sólo lo que amo. Viene el Congreso de la Asociación Intenacional de Hispanistas en París en este año y sin el respaldo de una Institución, el gasto es insufragable. Me invitaron a otro Coloquio en Chile, y me pasa lo mismo. Si tienes un doctorado y no entras a las grandes ligas...pues no sirve.
El Doctorado en Ciencias Humanas con especialidad en estudio de las Tradiciones es otra cosa, también me atrae. Me gustaría más el nombre de Tradiciones Humanísticas: no estoy segura de que haya unas Ciencias Humanas, a las humanidades nunca les ha interesado arrogarse de científicas, de hecho se han manejado como opuestas. Me suena a oxímoron, como Ciencias Ocultas, o algo así. En cuanto a la especialidad en estudio de las tradiciones, pues ¡no hay más especialidades! si hubiera más de dos, entendería la precisión de nombrarla.
El estudio de las tradiciones me acerca a un ámbito muy temido porque es un desierto laboral: la antropología. Estudiarla es divino, pero ejercerla es una pesadilla. Por eso abundan las becas de antropología. Lo bueno es que el plan de estudios de este doctorado en Ciencias... es pre-cio-so. Y claro, las prácticas de campo son u-na chin-ga.
El hecho es que estudiar literatura, y solo literatura, cuando ya hay quien tiene humanidades e idiomas en una carrera solita, es como ser hablante de una próxima lengua muerta. Te entra el sentido de guardián, de vaso contenedor de algo muy preciado que se está evaporando. Ojalá que se evapore, se condense y llueva otra vez.

Comments:
De tu eterna fotografía
no se aprecia similitud
horrenda debías haber sido
con tan tremeda caligrafía
pero te delatas en la sonrisa
¿quien podría resisir tu querer?
nunca desde labios tan bellos
se han dicho tantas sabidurías
naciste para ser adorada
digna de duelos y suicidios
lástima que seas de este siglo
cumbre donde todo se vislumbra
cuando el tiempo se ha perdido.
 
Carambas anónimo, tú sí que sabes. Olvidémonos del siglo, tiempo y sus caducidades.

Muchas gracias. Me alegraste el día (y mira que vengo del dentista)

Soy Wendy y carajo, no recuerdo la contraseña de Google.

A lo mejor yo sí era para el siglo XVII.
 
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