lunes, mayo 02, 2005

Encarnación y Buenos Aires

Para quien no lo conozca, éste es el machazo de Encarnación:

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Encarnación tenía poco de haber llegado a Buenos Aires, no conocía absolutamente nada de las calles y si en México ya se perdía, en la capital porteña aún más. Vivía en un pequeño departamento de setenta metros que alquilaba a un precio módico, con un gato -al que cambiaba de nombre según le apetecía- y muchas plantas (contradictorio pero cierto). Hay que precisar otras cosas sobre Encarnación: la primera es que no llegó a la Argentina con marido e hijas, ese es solo un vulgar rumor, que esparce por ahí gente ociosa, como la maliciosa mamá del nene, incapaz de entender que simplemente, hay mujeres con pasado y se cuenta del presente para adelante. Habladurías infundadas que sólo se creen niños bobos y creen así desvirtuar cualquier propósito posterior. Aquí y ahora, estaba sola con su gato y efectivamente, estaba de paso hacia Canadá. Decidió ir a la Argentina porque era el país más jodido que pudo encontrar, así que de ahí sólo quedaba el progreso canadiense.
Por otro lado, conoció a Cerati en México cuando su vida estaba destrozada y el tipo la encantó. Era un exagerado, es cierto, pero estaba tentada por saber si el orgasmo de más de media hora que prometían los argentinos era cierto o no. Cuando las viejas del barrio la vieron llegar, comenzaron las murmuraciones: que si era casada, que se le habían ahogado las hijas, que si bebía demasiado, que si esto o aquello. No les caía que un argentino vago y fumador pero guapo con una voz excepcional, anduviera con una termotanque (en México, bóiler) mexicana. Más de lo que podían soportar. Tan suspicaces y celosas, las argentinas.

Hechas las precisiones, diremos que era viernes y Cerati y Encarnación (y vaya que si estaba entrada en-carnes) se metieron a darse una ducha. Salieron y como él llevaba prisa, no pudieron hacer el amor. Él se calzó unos tenis, un eterno pantalón verde, una camisa y una sudadera gris, sus lentes exagerados y una gorrita, estos dos accesorios, le habían ganado la fama de puto, una vez más, falso de toda falsedad. Encarnación se puso un vestido con estampado de pequeños tulipanes de colores y unas sandalias. Se ató el pelo y ambos bajaron las escaleras. En la entrada se encontraron con Fernando, el que siempre debía la renta. Cerati atrajo a su rolliza hacia sí, y le advirtió:
-No saludés a ese tipo- le dijo.-Esas ojeras negras y ojos de loco sólo son señal de que se hace la paja hasta quedar seco, no se la des, lleva un puto en esa mano que te extiende.
- ¿Qué es eso de la paja? Preguntó ella haciéndose la boba.
-Luego te hago una demostración práctica, chistosita estúpida (porque en Argentina el estúpida es de cariño).
Salieron del edificio y Cerati encendió su primer viceroy del día .
- Ya te dije que eso te va a dejar impotente
– Callate mujer, que nunca te he quedado mal
Y así caminando de aquí a allá, Cerati le hablaba mal de todos a Encarnación, según su costumbre:
.-Ve allá, saluda a los Zamudio-, le dijo y ambos sonrieron a la familia sin bajar la velocidad del paso.
-Oye, tan bonita esa Silvita- notó Encarnación.
-Ja!- dijo Cerati -bonita sí, pero con una voz chillona como de cría de ocho años-. Saluda también al chino llorón ése y a su hijo, que sale a escondidas con una flaca viciosa. Sonrieron

Desayunaron en un café cercano y Cerati se despidió, dejándola sin saber cuándo regresaría (como siempre solía hacer). Ella se encaminó para comprar unos víveres, mientras canturreaba una canción ranchera. Enfada hacer tantas precisiones, querido lector, pero son necesarias: Encarnación era más ranchera que chilanga, así que ni por equivocación o borrachera se le saldría decir “güey” ni hablar con ese típico acento de interrogación al final de cada frase, propio de mexicanos pretenciosos.

Caminaba muy contenta, con su bolso para comprar verduras y pasta, como un caballo percherón enfundado en un vestido con flores. Pasó al lado de un campo deportivo. Y lo vio: era el nene, un petizo que jugaba un partido de fútbol. Bonitas piernas del nene. Se imaginó enredada en ellas. En las sábanas, con el nene. Con cabello rubiecito cenizo a capas, el nene. Con una trompita que se movía arriba abajo con cada trote. Y que aparentaba más edad, así lo vio. Y más, mucho más; vio cierta virilidad agitándose al viento, vio los rayos del sol reflejarse en su pelito delgado, sudando vigoroso el chico y vio también que nadie le pasaba la bola. Que corría como desesperado y nada. Recordó sus cuentos y la escenita que le hizo en el café, recordó que fue demasiado linda y que debió decirle:
-Sos un vanidoso de pacotilla. Ningún argentinito me había tratado así. Debió ir tras él y sorrajarle una sonora nalgada (inocente, por supuesto) y decirle:
-Nada de “pagás vos” cabrón, me saliste más caprichoso que bonito. Pero ahí estaba, embebida, embelesada con el nene.
Algo debió sentir el chico, porque a media cancha, volteó a verla. Ella le sonrió, y articuló apenas un ademán de saludo. No alcanzó el nene a hacer nada, porque de un porrazo, cayó al suelo. Encarnación sintió pena ajena y cerró lo ojos, y abrió lentamente la boca como si sintiera el madrazo que aquellas piernas maravillosas se acababan de sonar. Cuando los abrió, el nene renqueaba y se sacudía el uniforme, y mostraba un raspón sangrante en la rodilla. El le dirigió una mirada pérfida y rencorosa, lo ojos le lloraban por el dolor, pero la veía, insolente y hermoso. Esa noche, Encarnación no pudo dormir. Y le cambió el nombre al gato.

Comments:
Esta serie de cuentos bien podria deribar en algo mas voluminoso, que nose podria ser memorable, lo que veo es que escribes muy bien, eres una autora facil de leer, felicidades.
 
Fácil de leer y fácil de corregir. Soy fácil hasta para escribir.
Ptuáj!
 
No es cierto, Nelson, gracias.
 
Justo lo que necesitaba para empezar el dia...
saludos Wendy!
 
que buen churro jajaja no te creas ta shido one
 
Sho, yyyyyyyyo, te digo que no tiene mucho clima de buenos aires, el cerati habla moucho mexicano.
Igual está lindo lo de encarnación, típico de mujeres: para llegar a canada ir a la argentina...
 
Ahora que lo conoci el cuento me sabe mas sabroso...
Wendy, que bueno esta.
 
Talvez no tenga que ver, pero va; antier que fui a un concierto de los catupecu (también argentinos), tocaron increíble, me gustó, después se fueron a descansar, fumar un cigarro y estar con las grupies, me la pasé muy bien.
Creo que tu cuento me recordó esa vivencia, porque son argentinos, y tienen experiencias diferentes día tras día, así como mujeres . Me pregunto si Cerati fue algún día así.
Creo que va a pasar largo rato antes de que alguien le llegue a ese Gustavo.
 
Exacto Ary, no conozco Buenos Aires.Ni creo llegar a conocerlo algún día.¿Qué es eso de moucho?

Diego:Pasará una eternidad, mi querido, para que alguien le llegue a ese profeta del rock. A mí también me gusta mucho el rock argentino, más que el mexicano.
Hace unos días ví el DVD de los episodios sinfónicos y noté, muy triste, que quien hizo los arreglos para el concierto es un puto de siete suelas, el Alejandro Terán, ese. Y me figuro que Cerati debe tener una vieja en todos lados, como debe ser.En su concierto noté muchos putos, pero como siempre, me importó madres güey.
 
No importa que no conozcas, igual si haces un cerati que hable menos mexicano ya lo ubicas fuera del entorno creado por la encarnación.
Moucho=mucho, pero dicho por un yanqui que no habla bien el español.
 
Ok Ary, de momento saco a Cerati de circulación. Y prometo que mi tesis de maestría va a ser un "Tratado sobre el español de Buenos Aires 2000-2010: el voseo y rehilamiento de la y, particularidades verbales y léxicas" un estudio fonético-semántico-morfológico.Guìa introductoria para Mexicanos.
Gracias por tu observación, mis cuentecillos están hechos para simple y parriano afán de joder a un compatriota tuyo. Y no voy a dejar a Cerati fuera de Encarnación sòlo porque no sepa exactamente que palabras use.Ahora, tampoco tengo la obligación de saber cómo hablan los argentinos, las cuestiones lingüìsticas - si lo sabré yo- no las abarco ni de mi propio país. Leeré tu blog para contagiarme más al respecto. Y perdón por lo largo, pero ya lo puse, ya ni remedio.
 
Bueno era una observación nomas, che. Algo para tener en cuenta, digo.
 
Algo no estoy entendiendo. Me encantó el cuento, pero algo no sale, a qué se refiere Raquel?
Méndiga Wendy!
 
Ary: Che, sos un sentidazo como buen porteño.Ya te dejé una petición petiza.

Marcela:Ah yo siempre dije que era una hija de la chingada y cuando leí mi horóscopo, reforcé mi vocación. Besos.
 
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