Zegma

Los compañeros de la oficina y yo nos metimos a dieta y acordamos que quien bajara menos o no bajara nada, dispararía cafés capuccinos a todos los demás. Hago mis cuentas, porque luego de dos tamales con coca cola de hoy (es un sacrificio, las tradiciones son primero), creo que no solo no he bajado nada este mes, sino he subido. Hago este post mientras me echo mi segunda taza de chocolate a la española y me siento feliz, súbitamente llena de endorfinas por tan benévola bebida, me limpio mis labios grasosos de chocolate y recuerdo que me dicen: "No Wendy, tienes que cuidarte, eres asmática y por salud, además eres joven" mientras de ordinario, o menduco una concha con café y empujo con un dedo una partecita quedada fuera de mi boca. O el ruido de la lata de coca cola al destaparla me delata. O les platico, con mirada perdida y boca babeante y glotona, el desayuno del día. Azorada, contemplé que peso lo mismo que David, y que resoplo como fuelle cuando subo escaleras.No hay dieta que pueda contenerme, es más fácil hacer ejercicio, sí señor.
Ya estuvo suave, HOY me meto al gimnasio, como decía Gárgamel, así sea lo último que haga, lo último que haga.