Zegma

Ya voy agarrando el ritmo otra vez.Ya leo más y mejor, más rápido, de 50 a 100 cuartillas diarias. Continúo con 2666, que se me hace eterna, pero me gusta igual. Fuimos el viernes mi querido y yo a comprar libros y compré la vida de Fray Servando, de Christopher Domínguez, un libro de estrategias de estudio, Vida con mi Viuda de José Agustín, busqué inútilmente El Rastro, de Margo Glantz y Lo Barroco, de Eugenio D´Ors. Mi bodoque se compró un código X que todavía no sé de qué rama del derecho es, lo cierto es que voy a tirar a la basura todos esos códigos suyos con forrito de plástico que atiborran los libreros, algunos son de 1998 y ya chole. Lo siento precioso, pero son librejos desechables. Como tu Código Da Vinci, como el de Mario Ruiz Massieu, más que los de Luis Pazos, más que los del zapatismo - menos el de Hernán Becerra Pino, claro-.Tengo una cantidad espantosa de libros en nuestro departamento del meritito Centro Histérico de la Ciudad, los libreros casi truenan las duelas, atiborrados vertical y horizontalmente. Estoy a punto de hacer lo que cierto personaje de Vargas Llosa, Don Rigoberto (¿o era otro?), cuya biblioteca estaba formada por X número determinado de libros. Ni uno más, ni uno menos. Si alguno entraba dentro de la colección, entraba en lucha encarnizada con otro, que iba a perder su lugar. Y como no considerara digno de sus ojos ese libro saliente, pues no valía hacerle esa descortesía a nadie más, así que no lo regalaba ni lo vendía: iba directamente a la basura.

Comencé con el de técnicas de estudio y confieso que tenía una idea muy equivocada y grunge de lo que es la preparación de exámenes, trabajos y todo eso. Es todo un arte, una disciplina del Gran Shaolín que estoy dispuesta a probar.Quiero mi tesis, quiero una maestría, quiero largarme a España, o por lo menos aspirar a eso legítimamente y no lo podré hacer si no sé estudiar. Más vale tarde que nunca.

¡Ah!, les voy a hacer un resumen de las técnicas, quién sabe y les sirve.