jueves, enero 06, 2005

Hacia una antología de la tradición oral en el Servicio Público

Léanlo bien, tráiganle a los chamacos lo que pidan o... aténganse a las consecuencias jajajajajaja ( pero risa acá de ultratumba).

Cuenta un compañero de aquí de la dirección de junto, que una noche de Reyes su sobrino pidió como regalo una motocicleta. El puberto quería experimentar la velocidad y las emociones fuertes, porque su impericia y su testosterona no hallaban ya la salida adecuada con carritos y muñecos y las nenorras (que lo hubieran hecho volar) todavía le estaban vedadas. El paterfamilias -previsor de desgracias causando otras- le dijo que nones, que no quería despegar a su retoño con espátula de la parrilla de algún camión materialista y que no, que mejor otra cosa.
El adolescente, poseído, amenazó con suicidarse. Pater dijo: ajá, cuéntame una de vaqueros.
Pero la hora macabra llegó, y cuendo todos tomaban su lechita para acompañar el masudito festín, el galán vació una generosa ración de raticida en su vasito y con toda la parsimonia y ante la jeta babeante de todos, apuró el trago hasta acabarse el mortífero veneno lácteo.

Silencio sepulcral, alguno tosió y otro se tragó el muñeco.

Paternoster lo agarró a patadas ( dueño y dador de vida al fin) hasta que de una bien puesta sobre el estómago, éste, doblemente agredido, echó fuera la fatídica mixtura adolescente y... los reyes, que desde sus aposentos, contemplaron la escena, no tuvieron otro remedio que complacer los afanes del impaciente chamaco en su trepidante camino a la autodestrucción.
Contado por Juanito, el de captura, palabra de burócrata, ante la audiencia suspendida por el susto.

Comments:
Yo ya puedo decir que he leído tu blog.
 
Wendy,
muchas gracias por su comentario.
Estoy mas feliz ahora y creo que me quedaré asi por mucho tiempo.
Desculpa-me por mi español.
"Obrigado pelas suas visitas ao meu blog. Fico feliz que goste dos posts."
Haste luego.
 
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