lunes, octubre 31, 2005

Pinta "Puta Madre"

Desde principios de semana, mi esposo y yo acordamos no venir a trabajar el viernes. No importa el descuento de 400 pesos, el sabor de la libertad lo vale. Botar a las niñas en la escuela y estar él y yo solitos. Lo primero que hicimos fué irmos a desayunar y acordar mil cosas: que si el cine, que si el centro comercial, que si la Sex Shop y el porno, pasear por ahí, algo gourmet, café, los libros. Para variar era viernes de quincena, así que los bolsillos no andaban vacíos, como siempre suelen estar.
Andábamos como chiquitos, planeando mil cosas y decidimos, como en antaño, hacer el amor hasta que nuestras partes íntimas se entumecieran. Que porque el zapatismo erótico de "el orgasmo es de quien lo trabaja" y esas cosas. Nos fuimos al departamento y ni acaricié al gato. Tenía otras bestias qué acariciar. Uno...espaldas planas. Dos...espaldas planas. Todo perfecto. Serenos, blandos. Siestecita de rigor. Está bien, digo, tampoco es manda.
Sentí frío y me tapé con la cobija. Mi esposo roncaba. Tampoco es manda, un ratito a nadie se le niega. Ni al gato.ZZZZZzzzzz.
-¡Wendy!¡Wendy! no mames.
-MMñññ ¿qué? ¿qué?
- Ya se fué el día, puta madre. (mi esposo siempre dice &%¡! madre y se limpia la frente en señal de ira) ¿Dónde están mis calzones, chingáa madre?
-Te limpiaste la frente con ellos.
Faltaba media hora para ir por las niñas. Adiós todo plan, dormimos como osos, unas cuatro horas. ¡Carajo!
No, ya no somos los jovencitos de ayer.

jueves, octubre 27, 2005

Por la noche buscaré a dos maestros para exponerles mi tesis, lo que tengo de ella. Y que quiero salir rápido, que me urge el trámite. Que no quiero la gran cosa, que por favor, sean flexibles. Me preparo para que me entiendan, o me den sus ínfulas. Cualquiera de las dos me aterra, puedo fallar, me aterra lo que depende de mí. Se acaban mis razones y tiempos de quejas.
Hoy es el día de las incertidumbres. Lo único cierto es lo que tengo que hacer. Pero ya no distingo lo que quiero y lo que puedo, creo que ese es un problema. Autoestima, lo llaman los psicólogos. Ellos dicen que una siempre está donde quiere, y como la religión, sacan de lo intrascendente, algo trascendentalísimo. Por eso estoy tan jodida como estoy, por tomarme las cosas demasiado en serio, por sacar conclusiones apresuradas en cuanto encuentro a un viejo amigo.
¿Recuerdan el amigo del sueño? Pues me mandó un mail, gracias a que desde Hermosillo, Sonora, me contactó vía esta cosa. Él está bien porque es libre. Porque va a donde quiere, y porque hizo una maestría por una beca y becado, continuará con su doctorado. Y cuando me encuentro cosas de éstas, me desboco y digo ¡que mierda de vida la mía!. Le respondí con muchas bromas, diciéndole que siempre quise acostarme con él. Que mi esposo no tardaba en infartarse y cosas así. Él me dijo que quisiera que el sexo fuera tan natural como tomarse un café.
Es injusto vivir la vida así. Es una mierda si tus certezas no duran nada, si caen al menor contacto de la realidad. Entonces es que son falsas. Entonces estoy viviendo en una falsedad e ignoro qué es lo cierto. Lo que quiero. Los demás siempre estarán ahí como un espejo, pero no de ellos, si no de mí misma. Mi esposo me dice que no me comprende, que a las mujeres se les ama, pero no se les entiende. Le respondo que no me venga con frases gastadas y pendejas.
Me dice que no sabe cuál de todos mis discursos es el cierto. El que realmente soy yo, el que nace de mi. Y por acá y por allá, soy una confusión, y el cuento vuelve a empezar.

miércoles, octubre 26, 2005

Miserias del espíritu

Hoy tuve un sueño espantoso. Soñé que iba en un camión y que al paso de él por una gran avenida, veía yo secuelas sangrientas de un fatal accidente. Zapatos con medias piernas dentro, sangre aquí y allá, cuerpos despedazados. Volteaba al lado mío y veía un pie sangrante y me daba pánico. Había muertos por todos lados y yo, cuando bajé del autobús, andaba como una beata, repartiendo bendiciones a los tipos vestidos de blanco que recogían las piezas. Me daban lástima los pobres, pero yo andaba en función mesiánica. Muerta de horror.
No vuelvo a dormirme abrazada a mi esposo.
No tardo nada en buscar inconformidades. Ni aislándome logro dejar de largo mi espíritu mujeril de buscar camorra y quejarme de todo. No es posible...la tipa nueva, la jovencita de la limpieza...es floja. Me pregunta que si tiene que limpiar aquí o allá, que si puede hacerlo cada tercer día que casi no se ensucia aquí...que le diga cuándo quiero que limpie los vidrios.
-Mejor, límpialos cada vez que TÚ los veas sucios.
-Sí pero ya los había limpiado Paco ¿no? (el otrora nada latoso limpiador, al que extraño)
-No me acuerdo.
-¿Cómo los ves?
- (En mi vida me fijo en los malditos vidrios) Bien.
Entonces ya no hace nada. Me pide prestados vasos, llena diario su botella de agua, y hoy fué el colmo.
-¿Te puedo pedir un favorsotote? ¿Sólo si puedes ¿eh? si no, pues no.
-Pues claro que no, si no puedo. Dime.
-¿Me puedes prestar tu revista y te la traigo a la hora de la comida?
-(¡Qué insolencia! ¡Mi revista de chismes! ¡La que compré ayer!) ¿Hasta la hora de la comida?
Soy una perra. Esa revistucha ya la había leído. Se lee en media hora. Es una vergüenza que me la compre mi esposo porque tengo libros a diosdar y el periódico diario.Tengo la Letras Libres de cada mes, como cortesía. Igual de basura, a veces. Me gusta la chatarra, la basura.
- ¡Ah sí! ¿pues a qué hora te vas?
- Está bien. Aquí estoy a la hora de la comida. Llévatela.
Y se la llevó ¡se la llevó! Sólo anda husmeando a ver qué me pide prestado. Si quiere chismes del espectáculo, que pague por ellos. Sinvergüenza. Lo siento señores, pero me carcome mi avaricia y mi egoísmo.

martes, octubre 25, 2005

Invierno anticipado

Ayer esta máquina se pasmó y borró mi post de ayer. En él contaba mi fin de semana, que fui a una clase de yoga y mis estrecheces pecuniarias. Eso ya perdió feeling, no tiene caso que lo reescriba. Hoy es un día gélido, de ésos que huelen a invierno anticipado. El aire es tremendamente frío y el sol, cuando llega a salir, quema. Me gusta el clima así. Me gusta para salir a caminar con mi marido, para visitar tiendas con decoraciones entre navideñas y de día de muertos. Para ver nomás, porque nunca compramos nada. En días como éstos, con noches en las que prendo el calentador eléctrico en las dos recámaras de mi departamento, me gusta pensar que mis hijas están calientitas, durmiendo a pierna suelta mientras afuera llueve o hace frío. De verdad quisiera sentir calor cuando hace frío, esa comodidad que uno da a los que ama, que alguien me la diera a mí.
Mis preferencias climáticas no se llevan con mi salud. Tengo asma y no me caen bien las corrientes frías. Ahora mismo estoy resfriada y si me baño diariamente, me enfermo. Por este tipo de cuidados, hoy es mi día de andar mugrosa, así que me ato el cabello y pongo ropa menos buena que cuando ando bañada. Me pregunto qué se sentirá no ser yo, no tener asma, ni sentir como siento. Qué se sentirá hacer una cena de navidad con otras mujeres, con mucha gente. Qué se siente estar acompañada y hacer los ritos ésos de arrullar al niño y demás, que yo nunca he hecho. Qué se siente si yo tanto me quejo y hay gente con situaciones tan difíciles, me pregunto si es legítimo que yo me compare con los demás, a los que en realidad, lo sé, nunca podré conocer. O lo mejor es estar encerradita así, viendo la gente y la vida pasar a través de la ventana. Sintiendo que conozco sólo a través de mi familia. Antes de saber lo que puedo conocer o no, me doy permiso de disfrutar lo que siento, el aire frío, aquí y ahora, sobre mí; el aire helado picando la cara, entrando hasta cierto punto, en la dermis que toco y siento profundamente fría. Hay un punto, hay un límite, en el cual la piel no se enfría más y triunfa el calor interno. El calor sale de mi boca en volutas de vapor. Hay un punto en el que el vapor no llega más allá, y le gana el frío. Y en un punto mediano estoy yo. El calor y el frío me confirman como nunca yo podré hacerlo.

lunes, octubre 24, 2005

Fin de semana en cinco

1.- El viernes llegué a las 7 am a el Centro Comunitario de Salud Mental. Pagué, me preguntó un psiquiatra que qué tenía, me dejó hablar sola, leyó el papel que me dieron en el Psiquiátrico, me recomendó el yoga y que no dejara el antidepresivo y me mandó a la sala de espera. Pasé con la trabajadora social a un estudio socioeconómico y determinó que pague 92 pesos cada vez. Mi primera consulta es el 28 de noviembre. Fué todo. A las nueve y media ya estaba en mi trabajo.
2.- El sábado estuve en mi casa lavando ropa. Metí cuatro o cinco cargas de 11 kilos cada una. Vino Silvia, me ayudó con la limpieza y me dijo que la habían "embrujado" o algo así con un té. En la tarde salí un ratito con mi esposo y comprobamos que los tenis para muestra hija mayor que calza del 21, en 250 pesos, mínimo, son un robo.
3.- El domingo por la mañana fuimos mi bolita morena y yo a una clase de yoga en el Centro Budista de la Ciudad de México. Nunca habíamos tomado una. No me fué tan mal, considerando lo anterior. Me gustó mucho y me sentí bien. Con ayuda, me levanté de cabeza, nunca lo había hecho, ni de niña me dí una vuelta de carro siquiera. Es absurdo, pero me sentí feliz, tenía mucho miedo.
No sé cómo lo hicieron, pero pusieron de cabeza a mi esposo también. Lo malo es que cuando cayó para levantarse nuevamente, se lastimó el empeine de un pie.
4.- El domingo por la tarde el matrimonio Martínez Morales, mi hermana y novio:
Llevamos a mis hijas al parque de Pilares. Mi esposo renqueaba.
Fuimos a la Comercial Mexicana de Pilares. Mi esposo ya no podía caminar.
Ya de regreso, hice de comer. Mi esposo estaba dormido. No le dí de comer.
Lavé el uniforme de mi hija. Mi esposo se despertó y bañó a mis hijas. Salí a la calle a conseguir una cartulina para un dibujo. Lamenté no haberla comprado el sábado porque no hay papelerías abiertas los domingos a las seis de la tarde. Recogí en la calle, un cartón con anuncios de teléfonos celulares y en el reverso blanco, mi hermana (de visita desde el sábado con su novio) me hizo el dibujo que necesitaba Angélica para hoy. El conejito le quedó muy bonito, de verdad. Yo no sé dibujar. Mi esposo cenó. Ya en la cama, le sobé el pie con Rocainol. Me fuí a dormir.
5.- Hoy nos bañamos a jicarazos porque desde el sábado, no sale agua caliente. No sabemos qué pasa, el edificio es viejo (de los años 40´s). Hice sandwiches de milanesa para desayunar. A las siete y media de la mañana tomamos un taxi (el coche también es viejo, 88 y el lunes no circula) para dejar a mis hijas en sendas escuelas y llegar al trabajo. Me quedan 400 pesos para esta semana. Así fué mi finde, tal cual.

jueves, octubre 20, 2005

Goliat

Hoy mi enorme jefe bajó a verme. Me encontró buscando un libro de Derecho Administrativo en un anaquel. Después del saludo de rigor, me preguntó por mis hijas. ¿porque son niñas ¿no? me dijo. Le dije que estaban bien, y que sí, que eran dos nenas. Me preguntó que si no iba a buscar al niño. Respondí que ya no, que una amiga mía tuvo cinco hermanas por buscar al varón. Me retrucó que a él sí le había salido, que luego de dos niñas, tuvo por fin un niño "ese chiquito que anduvo por aquí, su mamá me lo regaló, pero luego ella se fué, se quedó huérfano a los trece años. Yo me hice cargo y ahora tiene 23".
Esto me conmovió mucho, no saben cuánto. Claro que ví a su hijo, que parecía un tótem de más de dos metros. Siempre dije que era un desperdicio que lo pusieran en labores de oficina, que a ese Goliat había que ponerlo en una noria, o de herrero, qué se yo. Me conmoví porque mi jefe es muy tierno. Siempre es muy considerado en todo lo que se refiere a mis hijas, los dibujitos torcidos que llega a encontrar aquí, le sacan una súbita sonrisa. Digo, generalmente les gusto a los hombres de mayor edad, pero siempre me despiertan no más que ternura. Me ha jodido la depresión porque en otro momento, tras esa declaración de viudez lo hubiera mirado a los ojos y le hubiera dicho que lo sentía mucho, que debió ser difícil, que debe estar orgulloso ahora de su hijo, que su mujer lo estaría de ellos dos y de sus hijas.
Pero no lo hice. Deglutí y seguí viendo los libros, y le dije que pobrecito de su hijo, que debió padecer mucho. Y no más. Creo que tomé un libro cualquiera y salí al pasillo. Entregué el libro al abogado que lo esperaba y le comencé a hablar a mi jefe, Ballesteros se llama, de asuntos de trabajo.
Mientras iba a pie por mi hija mayor, pensé en lo mucho que he cambiado. En lo cariñosa que soy por escrito, y lo seca que me he vuelto en persona. Me he endurecido. Obdurat, decía Catulo. Qué porquería esto de ocultar sentimientos, si es lo más bello que uno tiene, lo mejor que puede dar y compartir. Si yo me he conjeturado tantas veces lo mucho que sufrirían mis hijas y mi esposo si yo falleciera. Con la pena que me iría yo. Una mamá sí es indispensable. Apenas hoy me colapsé porque leí en el periódico que bebés son prostituídos por sus madres. Que hay fotos de hombres chupando la vulva de bebitas de meses de edad. Que en una casa de Lamartine, en Polanco, se tienen alrededor de 20 infantes para su explotación sexual. Casi lloro al leer cosas de éstas. Y con ese colapso oí la confidencia de mi jefe. Ahora sé porque lo conmueve tanto verme con mis hijas. Hubiera querido decirle algo que le hiciera saber, que sentí compasión en el sentido de padecer con el otro. Internar lo que siente y piensa alguien más dentro de uno, no sólo de oídas. Decirle que lo percibí así, y que hubo un punto en que lo suyo tocó mi situación. Pero no sé porqué preferí quedarme con un nudo en la garganta.

martes, octubre 18, 2005

Deseos campesinos y hombres nalgones


Un día, una campesina, buscaba leña con el fin de hacer el almuerzo para su familia. Estaba cerca del río, cuando de repente, se le escapa el hacha de la mano y va a parar dentro del río. La mujer suplicó a Dios y El apareció. Le preguntó:
- Por que estas llorando, hija mía?
- Mi hacha Señor se cayó en el río...
Dios entro en el río, saco un hacha de oro y le preguntó: Es esta tu hacha?
La noble mujer pensó... y le respondió:- No, Dios, no es esa.
Dios entró nuevamente en el río; esta vez saco un hacha de plata y volvió a preguntar:- Esta es tu hacha, mujer?- -No, Dios, tampoco es esa.
Dios volvió nuevamente al río, saco un hacha de madera y de nuevo preguntó:- Es esta tu hacha?
- Si, respondió ella, esa es.
Dios estaba tan contento con la sinceridad de la mujer que le regalo las dos hachas, la de oro y la de plata, además... la bendijo por honrada. Otro día, la mujer y su amado marido estaban paseando por los campos cuando él tropezó y cayó en el río. La infeliz mujer, que no sabía nadar, suplicó a Dios... El apareció y le preguntó:- Mujer, ¿otra vez tú?, ¿por que estas llorando?
La mujer respondió que su esposo había caído en el río y se había ahogado.
Inmediatamente, Dios se tiró de cabeza al río, saco de los pelos a Brad Pitt remojado, y le preguntó a la mujer:- ¿Es este tu marido?
- Si, si, asintió la mujer, remolineándose de gusto, sobándose las manos y con ojillos brillantes ...
Entonces Dios se enfureció:- Mentirosa!!! Adúltera, exclamó.
Pero velozmente, la campesina le explicó:- Dios, Usted perdone, déjeme explicarle, fue un malentendido. Si yo hubiera dicho que no, entonces usted me habría traído a Mel Gibson del río, y si le hubiera vuelto a decir que tampoco era él, entonces usted me habría traído a mi marido, y cuando dijera que sí, usted me regalaría tres hombres...!!! Más yo soy una humilde mujer honrada y no podría cometer trigamia. Por eso es que le dije sí a Brad Pitt, el primero que sacó del río.
Dios halló justo el comentario de la mujer y la perdonó.
Moraleja: "Las mujeres mienten tan bien que hasta Dios les cree".
Esta es la clase de mails que su mujer recibe. Cuídela. A ella no le gusta Brad Pitt, ni Mel Gibson, hubiera preferido un enorme africano bien dotado, o un argentino ojiazul cabellos de príncipe.Y de tercera opción, un connacional norteño. Como sea, cuídela. Ella no es Angelina Jolie, que parece niñita africana, de ésas que tienen la desgracia del hambre perpetua, flaquita y con labios hinchados, no. Cuídela de esos mails donde dicen que todo lo que una mujer quiere son hombre nalgones.(Y al reverso ¡¿qué?!)Cuídela de esas amistades de oficina de gobierno.
Saludotes Lulú, no te creas, je!

España Medieval


Faltan pocos días para que se abra al público el montaje de la exposición España Medieval y el legado de Occidente. Salvo las obras arquitectónicas, España trajo buena parte de sus objetos medievales para los ojitos mexicanos. Vienen cuadros góticos, piezas de cerámica, el Libro de Esther y todo lo necesario para que se den un chapuzón a una de las etapas más fascinantes de la madre patria. No dejen que Hollywood les malenseñe el medioevo si lo pueden ver por ustedes mismos. Órale, vayan, vayan.
La exposición es tan grande que se presentará en dos recintos: El Museo Nacional de Antropología y el Museo Nacional de Historia "Castillo de Chapultepec".
Yo iré presta a verla. Botaré a mis hijas con los abuelos y mi centauro moreno y yo asistiremos. Juro no hacer lo que otras veces. Lo que sucede es que los museos - no sé porqué- alteran mis zonas erógenas y comienzo a manosear a mi esposo. El pobre acosado, trata inútilmente de defender sus labios y sus partes nobles. Bueno, ni la exposición de Instrumentos de Tortura y Pena Capital logró contenerme. Estoy segura de que a mi esposo le gusta el manoseo, aunque diga que no. Juro que en ésta no será así, me comportaré. Vayan y si me los encuentro por ahí, prometo no manosearlos. Vayan.

De la -soñada- academia y las galletas



Verdaderamente, no hay NADA. Estoy solita en la biblioteca y duro días sin un usuario. No tengo extensión de teléfono, nada de nada. Voy por mi hija a las dos de la tarde y regreso. En el trascurso de la semana, sólo hablo con mi esposo y mis hijas. Como saben, he andado a la caza de maestrías, cursos, seminarios, diplomados y demás porque no puedo dejar de trabajar, y tampoco quiero quedarme aquí, me deprime no hacer nada más. Según mi experiencia, hay tres tipos de maestrías:
- Las académicas. Las que son de tiempo completo, incompatibles para quienes trabajan. Las de becas, las que estudian los eternos adjuntos- eternamente solteros hijosdemami- de los maestros de doctorado. Las que piden protocolo de investigación antes de entrar, y el capitulado de tesis. Véase Linguística Hispánica, y la especialidad en Historia del Arte del Inst. de Inv. Estéticas (sí, especialidad pero quieren tiempo completo)
- Las de trabajo. Las que te sirven para abrirte campo. Son generalmente mas teóricas que prácticas y tienen materias de vanguardia. Tienen horarios más flexibles pero las dan escuelas particulares, son caras. Véase las maestrías en Humanidades (son vagas pero abarcativas) véase el Diplomado de formación de profesores de Español como segunda lengua, en la Ibero, que pienso tomar. Un ojo de la cara, pero la pienso tomar.
- Las que no son ni lo uno ni lo otro. Son particulares pero caras. No son asesorías de investigación, sino especie de licenciatura de dos años. No te abren campo, sino te especializan más. Salvo que ya estés conectado en ese rubro, el futuro es incierto. Véase la Maestría en Cultura Virreinal del Claustro de Sor Juana. 21 mil pesos el semestre para que vean en dos años, lo que yo vi (con los mismos maestros) por mis medios en seminarios y materias sueltas en la Facultad.
A nadie le importa pero ¿porqué pienso en maestrías de Lingüistica si me gusta lo Novohispano? Porque la linguistica ha comenzado a convertirse (no lo era) en una herramienta práctica muy eficiente para combatir los rolleríos y la verborrea de quienes hacen estudios literarios. La linguistica (sobre todo el análisis del discurso) ha dado metodologías de descodificación que han acercado los estudios literarios a una especie de "cientificismo" que a la hora de las tesis y ponencias, lo vuelve a uno imbatible (Véase Concepción Company). Y eso me emociona. Imagino hacerle un análisis del discurso a documentos del Ramo Inquisición del AGN. ¡Ah qué delicia! Mientras eso sucede, me zambuto unas galletas (últimamente como muchas galletas) me gustan los polvorones de naranja y las saladitas redondas para canapé. Leo y espero. No muy pacientemente, espero. Si oyen un grito como el de Jim Morrison al final de The End, no lo duden, soy yo.

jueves, octubre 13, 2005

13 octubre, 13 años

Verdaderamente esta máquina es una porquería: se traba en comments, no puedo tener más de dos cuadritos activos, no puedo poner un CD y tener Word abierto al mismo tiempo, control/Alt/Supr a cada rato...una basura. Hoy hace 13 años, un martes 13 de Octubre de 1992, en el Colegio de la Paz Vizcaínas mi hoy esposo me pidió que fuera su novia.
Nunca le había hablado. Sólo una vez nos encontramos camino al metro, y ya. Estábamos en primer año de preparatoria, en el taller de Actividades Estéticas (hacíamos monitos en albanene y tonterías) y él se acercó a mi lugar. Yo estaba con mi enorme portafolio azul abierto en L sobre la mesa, bobeando no sé con qué. Recordando tal vez, a mi traidor novio de la secundaria, ese Ricardo hijo de p...
-¿Me prestas un lápiz?
- Sí. Toma. -Regresé a mi portafolio.
Me pidió tres, cuatro cosas más. Y luego...
- ¿Tendrás una goma? Es que no sé qué pasó, hoy olvidé casi todo.
Yo estaba harta del encajoso éste. Miró el lápiz recién prestado y me preguntó sin verme:
-¿Tienes novio?
-No.
Entonces volteó y me miró con ojos húmedos de caricatura japonesa:
-¿Quieres ser mi novia?
Estaba pasmada. Mi esposo es grandote, morenito y feo. En ese tiempo era un chabelote, un pañalón de risa gruesa pero boba, un niñote con rizos negros.
- A la salida te digo. En la banca de la salida.
Y le dije que sí, porque le ví posibilidades . Que mala fui, pero sí. Intercambiamos teléfonos. Tardé tres meses en darle un beso porque quería conocerlo BIEN (me estaba dando mi importancia, ya saben). Pero dos meses más y ya me había acostado con él (mi importancia al cuerno). La primera vez de los dos, yo tenía 15 y él 16.
A veces bendigo ese día como éste. A veces lo maldigo y mi esposo también. Un filósofo de apellido kilométrico (no sé si Wittgenstein o Heidegger o Schopenhauer) dijo que la vida de los hijos comienza a Ser, a vislumbrarse ante Dios cuando los padres se conocen. Hoy somos papás de dos nenas y nos faltan muchas cosas por vivir. Me siento privilegiada por estar aún hoy con mi primer amor.

miércoles, octubre 12, 2005

Instrucciones para atrapar las nubes*


Ahora lamento que haya pasado tanto tiempo. En mi defensa puedo decir que esta máquina es obsoleta y estuve días sin internet. Pero diré la verdad: el discurso de la burócrata-suspiradora-que-se-retira- se me acabó. Una semana antes de este trámite (por el cual recibiría casi 280 mil pesos) me cambiaron a la biblioteca. Con un jefe paternal, ausentísimo y lindo. Me dí asco. Lo más seguro es que me hubieran negado el trámite. Sólo se fue por esa vía, el personal de jubilación. A los demás les dijeron que no. Me dí más asco.
Traje mis plantas y triques a este lugar, en la planta baja del edificio. Hay buenos libros, hay curiosidades de las que ya platicaré. Me aburría y como andaba asqueada de mí misma, he aquí lo que busqué en Internet estos días: autos usados, autos nuevos, cotizaciones, cómo rezar el rosario, tarjetas de bautizo, oraciones de bautizo, beatas novohispanas, apesta.com, planes de maestrías y cursos -la maestría online del TEC de Monterrey es un pinche robo- busqué maestros para mi tesis, busqué y busqué literatura en torno a la depresión y ví un reportaje del canal Once en torno al caso, donde dice que la enfermedad es incapacitante y progresiva, que en nueve de cada diez pacientes hay un sustrato hereditario, que la mayoría son mujeres, y ví con mis ojitos mañaneros y lagañosos cómo sí hay pacientes en psiquiátricos por depresión. Me espanté.
En el inter, mi gato - ya en tratamiento- me contagió los hongos: tengo lesioncitas circulares y rojizas por todos lados. Ahora sí nuestra simbiosis de amor es real. El reino fungi se apoderó de mí y de la puntita de la nariz de Belén. Eso le pasa por darse besitos de nariz con esa berija de animal.
He tenido sueños raros. Traté sin éxito de dejar los antidepresivos. Se cruzó el cumpleaños 49 de mi papá el 8 de octubre y mi mamá estaba enojada con él. Dijo mil estupideces y no quiso estar en la partida de pastel.
Así las cosas. Estos días estuve segura de que a pesar de mi prurito irrefrenable por escribir, no tenía nada bueno qué decir. Hoy confirmo esa certeza, y tengo otra: tengo más amigos bloggers de los que puedo agradecer. De los que en la realidad podría vivir.
Y si no les importa tener una amiguilla farsante que no cumple jamás lo que sueña, no tiene porqué importarme a mí ser una descarada en ese sentido. Y en todos los demás.
*así se llama el cuadro.


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