viernes, enero 21, 2005

La cultura del Barroco

Bueno, como dije, espero que esto le sirva a alguien. Este es un resumen, en realidad del libro de Antonio Maravall, La cultura del Barroco, un librillo (tabique) bastante triste, en realidad. Si quieren entender la jocosería del Barroco español, si es que la hay, no será en este mamón español. Edité esta cosa para que no aparecieran referencias a la obra que todo esto contextualizaba. Las notas al pie quedaron al final del documento. Chéquense el concepto moderno de Kitsch que el Maravall aplicó al barroco, ésta es quizá, su aportación más importante. Ojalá haya comentarios...tal vez es mucho pedir.
I. EL BARROCO.
En una primera parte, indicaremos la conflictividad de la sociedad barroca, los caracteres sociales que definen al Barroco, así como los elementos fundamentales de la cosmovisión del siglo XVII: qué pensaba el hombre barroco de sí y su entorno. Además, señalaremos los recursos de acción psicológica de la cultura barroca sobre la sociedad. Todo lo anterior lo haremos basándonos en el texto de José Antonio Maravall, La cultura del Barroco[1].
En la segunda parte, distinguiremos entre el barroco europeo y sus manifestaciones concretas en América, lugar que para el siglo XVII, ofrecía condiciones particulares para el desarrollo del Barroco. Esto lo haremos basándonos principalmente en la visión de José Lezama Lima, en su ensayo La expresión americana, aunque también mencionaremos a otros autores que han escrito a este respecto y que son de interés para nuestro objetivo.En ambas partes, trataremos de abordar la mentalidad barroca.



1.El Barroco europeo

a) La conflictividad de la sociedad barroca
Tras un estudio que comenzó casi treinta años antes de salir a la luz en forma de libro, Antonio Maravall sostiene que el Barroco es una etapa histórica y que su apogeo fue por los años 1605 a 1650 (24). Para él, más que un “concepto cultural” y de estilo, el Barroco es una época histórica que abarca coordenadas más o menos definidas en el tiempo y el espacio.
Los factores que condicionaron a la sociedad barroca, según Maravall, fueron difíciles y conflictivos: la base social estamentaria (nobleza, clero y pueblo llano) estaba desfuncionalizada, mientras que la nobleza ya no cumplía con su antigua función guerrera y se limitaba a defender su permanencia en el poder cerrando el paso al crecimiento económico y social de otros sectores no privilegiados.
La crisis social era profunda: las relaciones entre los estamentos y los grupos, e incluso las interpersonales, se dificultaron. La crisis económica, si bien no tan amplia como la social, fue intensa y de signo negativo (63): etapa de carestías, inflaciones, manipulaciones monopolísticas de la nobleza, abandono del campo, impuestos altos y excesivos, además de un “estado de relajación” atestiguado por las numerosas protestas de censores contra las relaciones sexuales ilícitas, el homosexualismo, en fin, “un estado de relajación moral generalizado”(94-95) producto de una sociedad sensualizada y hedonista (desde el punto de vista de los censores) a la que no frenaban ni la Iglesia, con su sistema de creencias, ni la moral tradicional.
Este estado de pesimismo y profunda crisis económica daña sobre todo a un grupo, el más numeroso, que aspira a ascender a un estado de prestigio y poder económico. Y es que el Renacimiento había puesto en marcha ambiciones y sueños de libertad en todos los sentidos, que, de realizarse, perjudicarían seriamente a los grupos en el poder. De hecho, el descontento del pueblo llano y desprotegido en el cuidado de sus intereses llegó a cuajar en sediciones y francos movimientos separatistas. Pero lo que rige al barroco es la crisis de la nobleza tradicional:
El barroco español, bajo el vértice insuperable de la monarquía, está regido por la inadaptada clase de la nobleza tradicional, una clase que no está a la altura del tiempo, aunque éste la haya hecho cambiar en más de un aspecto; una clase, pues, alterada en sus hábitos y convenciones por un mayor afán de acumular riquezas, más que de conquistar ganancias”(80).

La conservación de los intereses monárquicos deriva en una represión que se traduce en aspectos no sólo físicos y sociales, sino también culturales y psicológicos, y que, configurados adecuadamente, actúan sobre los individuos de dos maneras: sosegándolos y adhiriéndolos al sistema tradicional a través de esos medios persuasivos que en su conjunto forman la cultura barroca (84-89). Al ansia y la necesidad de libertad, pujantes en el sector más numeroso de la sociedad, se responderá con eficaces estrategias represivas y persuasivas, el barroco será un hábil medio de propagación del apego al sistema monárquico-señorial.

b) Caracteres sociales de la cultura del Barroco: una cultura dirigida, masiva, urbana y conservadora
El Barroco, según nuestro autor, alcanza su definición a través de ciertos aspectos sociales que aparecieron en este periodo y que son propios de la época. El primero a considerar es que el barroco es una cultura dirigida: “En resumen, el Barroco no es sino el conjunto de medios culturales de muy variada índole, reunidos y articulados para operar adecuadamente con los hombres [...] a fin de acertar prácticamente a conducirlos y a mantenerlos integrados en el sistema social”(132).
En este sentido, la cultura barroca es pragmática, y todas las artes se prestan al cometido de integrar al individuo dentro de los valores del sistema (139). El interés principal que tiene este sistema está en cómo manipular la conducta humana en sociedad, y por medio de procesos más o menos racionales, llegar a los conceptos generales de la conducta[2].
El afán de controlar las conductas siempre ha estado presente en todas las sociedades jerarquizadas, pero ahora los sistemas “pedagógicos” de dirección humana que favorezcan a los privilegiados, se han complejizado: no hay certeza de una recepción eficaz, por la etapa de crisis y la apatía de la gente. Ya no es tan fácil someter las voluntades. Es necesario, entonces, cambiar la forma de dominar las conciencias, pues la simple presencia del poder, no es suficiente. Persuadir las conciencias para manejar las conductas es ahora la apuesta del sistema para mantenerse en pie: ”Lo que podríamos llamar un simple dirigismo estático por la presencia, tiene que ceder ante un dirigismo dinámico por la acción” (153). La acción se manifiesta en un interés por acercarse a los lugares donde se encuentra la gente, la ostentación del poder va ahora al encuentro de las personas del pueblo llano, en un afán de presunta integración, de la vida civil, religiosa y popular, que haga sentir, aunque sea por momentos, que la masa es partícipe de la fastuosidad que su vida ordinaria no tiene, por un lado, y por el otro, un vínculo con su soberano.
El factor de “masividad” es la segunda característica social que resalta Maravall como factor decisivo en el desarrollo del Barroco: “el Barroco pretende dirigir a los hombres, agrupados masivamente, actuando sobre su voluntad, moviendo a ésta con resortes psicológicos manejados conforme a una técnica de captación que como tal, presenta caracteres masivos (173).” Este factor está relacionado con un crecimiento de población considerable en la Europa del siglo XVII, población que no estaba distribuida equitativamente, sino que se concentró en las ciudades, que fueron los focos culturales de la época.
Maravall aplica a la sociedad barroca, un concepto ideado por los sociólogos actuales: el kitsch. Se trata de un fenómeno de la sociedad de masas que necesita crear una cultura “sucedánea” para las multitudes rurales que emigran a la ciudad, y necesitan un “alimento cultural” de tipo medio o bajo en su calidad. ”Con el Barroco, por una serie de razones sociales, surge el kitsch, y entonces hasta la obra de calidad superior ha de hacerse en coincidencia y en competencia con obras de esos otros niveles, en definitiva, de cultura para el vulgo (185)”
Nuestro autor utiliza aquí términos modernos para aplicarlos a la sociedad barroca, y manifiesta que estos fenómenos se comenzaron a ver en esta etapa; su gestación comienza en el siglo XVII. Para Maravall, el kitsch es una cultura de baja calidad, porque está prefabricada en fondo: ”es vulgar, caracterizada por el establecimiento de tipos, con repetición [e]standarizada de géneros, presentando una tendencia al conservadurismo social y respondiendo a un consumo manipulado”(182) y además porque obedece a necesidades de “individuos sin personalidad, recortados en sus gustos”. Y como efecto de masividad, la manufactura de libros se abarató, y su producción, que aunque no era todavía en gran escala, se realizaba en talleres de tipo manufacturero.
Está claro que el kitsch sirve para la manipulación de las masas, concepto este último que se define por la heterogeneidad de los estamentos que las conforman, el anonimato en el que se encuentra el individuo, las conductas impersonales en un espacio y tiempo dado; la inserción individual en la masa se manifiesta sólo por la identidad de respuesta de los individuos ante los estímulos presentados ante la multitud. Esta identidad es un instrumento de represión, en tanto que no permite la capacidad de elección, dada de antemano conforme a los intereses de los grupos sociales de poder.
Característico del Barroco, es su desenvolvimiento en el ambiente urbano. El Barroco es una cultura ligada a la participación de los grupos poderosos, y éstos viven en la ciudad. Además aunque el campo era el que producía, en la ciudad se concentraban las riquezas (231). A partir del Renacimiento, se diferencian los asentamientos urbanos de los rurales y la influencia de la ciudad sobre la comunidad agraria se vuelve decisiva en todos los sentidos. La gran ciudad importa sencillamente porque ahí está la masa que se quiere controlar y cuyo apego al sistema es el más necesario. Por eso la ciudad “es, por autonomasia, el medio conflictivo del siglo XVII” (262) y las acciones valoradas y de trascendencia social ocurren en la ciudad.
La última característica social que Maravall señala como básica para la definición del Barroco es su carácter conservador. Si la cultura barroca nace en los centros de poder para afianzar su posición privilegiada, resulta lógico que el sistema creado sea conservador. La novedad es rechazada dentro de la vida social pero aceptada en el arte. Así, en el Barroco, se hace uso de la novedad allí donde no entrañara ningún peligro para los poderosos, en las producciones artísticas, mientras se cantan las bondades y glorias del sistema establecido. De esta forma, la novedad sirvió para alimentar un sistema conservador.
“Hay que procurar, se dice, que cada uno siga en el puesto que un orden tradicional y heredado le tiene asignado” (276). Cualquier inconformidad con el lugar social que se ocupaba era visto como acto de soberbia. La novedad se limita, entonces, al “capricho poético y artístico” (290)

c) Elementos fundamentales de la cosmovisión barroca
En el Barroco, la tristeza y el pesimismo abundan, a causa de que el sistema no permite la satisfacción de las aspiraciones de la gente. Todas las desgracias que el hombre barroco contempla, así como las quejas por el desorden de las costumbres y el imperativo de seguir con ellas aunque ya no tengan sentido, motivan el frecuente uso de tópicos como el de “mundo loco”, el de ” mundo al revés”, etc.[3] “El mundo es malo“ (318) pero, finalmente, se buscan elementos para saber vivir en la realidad, por contradictoria que sea. Esto es lo que Maravall llama “moral acomodaticia”, y se manifiesta en el prurito de cómo obtener provecho aun en las situaciones más desfavorables del mundo en el que están inmersos. Con la visión del hombre sucede lo mismo. Éste tiene una naturaleza contradictoria, en pelea constante consigo mismo y con sus semejantes. El hombre es un ser finito, pequeño, inseguro, inacabado, débil ante el destino y la muerte (325). Esta indeterminación lo convierte en sujeto ideal para ser dirigido, ya que su vida no es un factum determinado, sino un fieri, un continuo hacerse (345).
Maravall explica, además, el por qué de ciertos tópicos, como el tiempo, la fortuna, la ocasión y el juego. Son debidos a la experiencia de un mundo movedizo, vario, fugaz e inestable, cuya única constante es el cambio. Esta percepción, entraña una seria desconfianza y temor del hombre a los cambios abruptos y súbitos a la “mudanza”. La única solución para ser parte del mundo y convivir con su inestabilidad es la que ofrecen la adaptación y el juego. Se justifica entonces, como nunca antes, el subjetivismo y la perspectiva que de él deriva.
Efectivamente, en un mundo tan cambiante, la experiencia se pone en duda y todo lo perceptible adquiere características desalentadoras, de franco desengaño: “el desengaño no significa apartamiento, [...] sino adecuación a un mundo que es transitorio, aparente, pero no por eso deja de ser presionante sobre el sujeto, condicionante de su comportamiento, el cual ha de ajustarse, para lograr sus fines, a la inestable y proteica presencia de aquél” (411)[4].

d) Recursos de acción psicológica sobre la sociedad barroca: extremosidad, suspensión, dificultad, novedad, invención y artificio

Por último, Maravall señala los medios técnicos del arte barroco. Si bien las obras barrocas han sido consideradas como opulentas y sobrecargadas en su ornamentación, nuestro autor señala que esto no es del todo cierto, pues también las hay extraordinariamente sobrias. La característica principal es la extremosidad, ya sea por la abundancia de recursos de ornamentación, o por la total ausencia de ella.
Otro recurso es la suspensión, “efecto psicológico que provoca una retención de las fuerzas de la contemplación o de la admiración durante unos instantes, para dejarlas con más vigor al desatarlas después” (435). Tiene mucho que ver con lo que en tiempos modernos se conoce como suspense.
Quizá la técnica que excita más la subjetividad es la de lo inacabado. Mediante ella, el espectador participa en la conclusión de la obra y, en buena medida, es coautor de ella. “Se espera que el ojo contemplador acabe por poner lo que falta y por ponerlo un poco a su manera", y también se hace patente cómo suelen darse los fenómenos en la realidad (437).
La dificultad gozó de popularidad en la etapa Barroca: “en lo dificultoso está lo hermoso”, dice Maravall, citando a López Pinciano (442). El receptor de la obra, impresionado por la dificultad, intenta descodificarla, con ello, la obra queda fuertemente grabada en su memoria. ”Hay en el siglo XVII un reiterado elogio a la dificultad”, la cual se considera como “un procedimiento para fijar más la atención y hacer más profunda la huella de una obra, un espectáculo, etc. La intención es dejar en el espíritu del receptor una viva impresión” (445) como sucede en la literatura de emblemas. El arte de descifrar es un juego acorde con el Barroco: nada es dado con absoluta transparencia en la naturaleza. Esto tiene su correspondencia inmediata con la idea de lo engañoso de las apariencias, que ya habíamos señalado al hablar de la cosmovisión barroca.
La novedad es ampliamente apreciada dentro del Barroco. Maravall explica que, a través de la novedad superficial, “pasa un enérgico reconstituyente de los intereses tradicionales” (453). Así, se permite y exalta lo novedoso, mientras no perjudique los intereses de los poderosos. Lo mismo sucede con la invención y el artificio, otros dos recursos de acción psicológica del Barroco. Se les veía como muestra del poder del hombre sobre la naturaleza, pero en un nivel superficial: “De ese doble juego de dura constricción y de permitida expansión, surge lo que de gesticulante y caprichoso tiene la cultura de la [sociedad barroca]” nace así, el gusto por la extravagancia, y “una desviación de la capacidad innovadora”, que se vuelca hacia el juego y la magia:
mientras en Italia un Torricelli inventa el barómetro; en Francia, un Pascal establece los principios de la prensa hidráulica; en Inglaterra se abre la época del maquinismo, entre otros muchos ejemplos; en España, el P. José de Zaragoza - que pudo haber sido tal vez un valioso hombre de ciencia -tiene que reducirse a emplear su ingenio en construír unos cuantos juguetes mecánicos que, colocados en lujosa caja, servirán de obsequio ofrecido para su diversión, en ocasión de su cumpleaños, al rey niño Carlos II (464).
Todos estos recursos están en función del espectador y tienen por objetivo el mover los ánimos en una dirección determinada. Los emisores del mensaje eran, como ya se ha dicho, los estamentos de poder, que, mediante el arte, inducían conductas provechosas para ellos y para la conservación de la sociedad monárquico- señorial.

Estas categorías descritas por nuestro autor son legítimamente aplicables al entorno americano, en forma análoga, pues:
La extrapolación a la realidad novohispana es completamente pertinente, porque sus conclusiones de carácter general sobre las fiestas en el mundo hispánico, como producto esencial de la cultura barroca y como “instrumento” en manos del poder político, que simultáneamente atraía y distraía a las masas, son perfectamente homologables a la sociedad novohispana del seiscientos (Lorente:12)

La realidad americana presenta particularidades, su realización concreta difiere en fondo y forma y anticipa formas nunca antes vistas en el enriquecimiento, de la cultura barroca por un lado, y de un nuevo proyecto que anticipa una madurez incipiente y revolucionaria en el entorno colonial. Para saber cuáles fueron, dónde se gestaron y lo que implicaban, veremos a continuación el siguiente capítulo.






[1] Escogimos basarnos en este texto porque ofrece un panorama global del fenómeno barroco en España y su trasplantación novohispana repite las mismas condiciones. Por otro lado, aunque las visiones de otros autores que han abordado el tema pueden variar, casi todos los textos relativos al barroco enumeran más o menos las mismas características barrocas que consigna nuestro autor. Por último, consideramos a Maravall porque su interpretación es totalmente válida y pertinente a los objetivos de este trabajo.
[2]El hecho de ver en las masas un sujeto pasivo, es una de las apreciaciones más discutidas de nuestro autor, para Fernando R. de la Flor : “ En este su desplegarse dogmático – expresivo de los interesesde uhna monarquía...- la obra de arte barroca se convierte vicariamente en el vehículo impensado de un movimiento súbitamente vuelto entrópico, encarnando una “energía nihilificadora” ( una fuerza radicalmente escéptica) en esencia contradictoria a los verdaderos intereses que la animan. Y en otro apartado: ...lo que con más energía y singularidad muestra una cultura como la española del Seiscientos es la apertura a representar una pulsión de muerte y un principio de ir más allá de todas las determinaciones, entre ellas las de la misma razón, llámese razón práctica, razón experimental o incluso, razón de Estado” . Barroco: Representación e ideología en el mundo Hispánico (1580- 1680), Madrid, Cátedra, 2002, p. 13, 19.
[3] Esta opinión es común entre todos los que escriben del asunto, El Laberinto de la Hispanidad consigna: “El barroco, y singularmente en España, se me aparece aquí como un intento de mantener los ideales clásicos en un mundo donde todo parece rebasarlos; el portentoso esfuerzo por contener en un perímetro figurativo unos contenidos que necesariamente lo desbordan, por ofrecer contra viento y marea una traducción aún sensible de un mundo desgarrado por el cristianismo, desmesurado por la Iglesia y desquiciado por el Estado, descualificado por la economía dineraria y descentrado por los descubrimientos cosmológicos y geográficos. Xavier Rubert de Ventós, Barcelona, Anagrama, 1999, p.173.
[4] Bolívar Echeverría menciona los distintos modos de insertase o interiorizar o “hacer vivible” dentro de un esquema impuesto (él habla del capitalismo, concretamente, haciendo una actualización del fenómeno barroco) entre ellos destaca, el modo llamado “barroco”: “...no lo acepta, sin embargo, ni se suma a él sino que lo mantiene siempre como inaceptable y ajeno. Se trata de una afirmación de la “forma natural” del mundo de la vida que parte paradójicamente de la experiencia de esa forma como ya vencida y enterrada por la acción devastadora del capital” La modernidad de lo Barroco, México, Era, 2000, p. 39

Comments:
No era necesario toda la ficha bibliográfica y la definición densa, nomás se necesitaba una imagen de VidaTv para entender lo barroco (y de paso, lo gacho).
 
Pues sí, de hecho,una tesis muy moderna sugiere que el modo barroco es el típico modo de ser de américa y que ésta empezo su "modernidad" po medio del barroco. pero ya sabes...es una tesis...
 
Hola Wendy, tu sintesis del libro de Maravall me parece muy bien enfocado.Mencionas que estas haciendo una tesis sobre El Triunfo de Sigûenza. Yo estoy haciendo algo sobre La Libra.
¿Conoces algun material sobre lo barroco en Siguenza aparte del libro de K. Ross?.
Saludos
Miguel
 
wendy: Muchas gracias por tu atinada sintesis. Me ha sido de gran ayuda.
pd: me sumo al comentario del joven de Arica: Sales muy guapa en la foto
 
hola eres muy linda. y muchas gracias x la informacion me fue de gran ayuda. chaito cuidate mucho dale.
 
Tu trabajo ha sido una gran ayuda para comprender esta época. ¡Muchas gracias!
 
se agradece el resumen
 
Muchas gracias por la información, justamente estoy leyendo a Maravall pero me faltaban algunos capítulos, ahora pude completar la idea. Saludos, Virginia de Argentina.
 
Gracias, me pareciío un buen trabajo, así organicé mi pensamiento y de algún modo resolví una parte de mi propio tema.

 
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